La amistad es uno de los valores
más elevados que se pueden anidar en el alma humana.
La amistad es un valor y cuando
esa amistad tiene un alto valor esa amistad va más allá, va casi hasta sentir
que en la persona amiga se tiene una parte de sí misma desdoblada.
Leía hace poco que los amigos son
la familia que uno se crea.
Hay amistad entre personas del
mismo sexo, puede haber y de hecho hay amistad entre personas de sexo distinto,
y hay amistad hacia otros seres vivos.
Los amigos que os presento son unos
amigos muy especiales, son los árboles.
Hace ya algún tiempo que tuve la
ocasión de vivir una experiencia muy hermosa con ellos. Vivía en Francia y asistí
a un workshop de Tensegridad. Cerca del lugar donde se realizaba se organizaba
una “subida” a los árboles.
De coordinar y realizar dicha
actividad se encargaba un chico de origen africano especialista en esa
actividad tanto lúdica como profesionalmente. Me explicaba que siempre que
organiza una actividad de ese tipo la noche anterior y antes de montar todos
los arneses que permiten subirse al árbol les pide permiso por ello y si no
siente el acuerdo no insiste y desiste.
Fuimos muchos a montar en turnos de dos en dos y cuando me toco mi turno y una vez ya encaramado no sé lo que pasó, la cuestión es que tuvo que atender un problema con los arneses de tal modo que mi “subida” al árbol en lugar de durar los 20 – 25 min. previstos duró más de 1 hora y media.
El coordinador subió para
explicarme el problema y para saber que todo era ok.
Aprovechó para explicarme que la
copa de los árboles, algunas tribus de África la denominan el "Trono de los
Dioses". Me e xplicó que muchas veces, para solventar problemas o para llegar a acuerdos se suben las gentes a la copa de los árboles y
desde esa posición privilegiada hablaban y hacían de modo que todo fuese más fáci.
Me subí a esa posición y la
experiencia fue extraordinaria. Por la emoción, por la altura y porque el punto
de encaje se mueve automáticamente a esa altura, además todo se ve diferente, es verdad.
Hacía poco había leído el libro
Luna que escribió Julia “Butterfly” Hill acerca de su experiencia de casi dos
años subida a una secuoya para salvar a "LUNA", su secuoya de la tala y entendí un poco más la
maravilla que debió vivir.
Los árboles son seres muy, muy
especiales, son por ello unos amigos muy especiales.
De alguna manera simbolizan al
ser humano, las raíces en la tierra y los frutos en el aire, y entiendo frutos por pensamientos benevolentes y creativos ya que los pensamientos crean futuros.
Un árbol es casi simétrico,
raíces y ramas son parecidas en la forma.
Un árbol da frutos, como debería
dar el hombre.
Un árbols da cobijo y energía.
Un árbols da cobijo y energía.
Ellos fueron los primeros
habitantes del planeta Tierra y sin ellos la vida actualmente sería imposible
por el equilibrio que producen al ecosistema.
Mantienen compacta la tierra,
albergan formas de vida.
A un nivel mágico diría que son
como antenas, canalizan la energía del cosmos, de un cierto tipo de energía.
Si tienes un problema, te sugiero: háblale a
un árbol, él vive en un tiempo diferente al nuestro y la magia de la interconexión
hace que él te puede ayudar a cambiar el enfoque o a encontrar la respuesta.
Además estamos vinculados a los árboles, las expresiones: "echar raíces", "el
árbol geneálogico" de por sí nos vinculan con ellos a nivel arquetípico, se dice tambien que todo hombre ha de tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol para ser completa su vida y completo en él en la vida.
Son por eso los árboles unos amigos muy especiales.
Y como los amigos de los amigos son también amigos, por eso he querido hablar de esos amigos.
Para que se conviertan también en amigos.
Recordar a los amigos es nutrir el alma, tanto la propia como la del amigo.
A un amigo no se le recuerda todo
el tiempo porque de alguna manera forma parte de uno mismo y porque sabemos que
está ahí aunque no pensemos en él.
Lo bueno del amigo es que le encuentras enseguida cuando le buscas.
Lo bueno del amigo es que le encuentras enseguida cuando le buscas.
Hoy he querido pensar en
ellos y sencillamente darles las gracias por estar ahí y he querido tambien hacer pensar en ellos, es por eso lo de: "Hola, os presento, ¡aquí unos amigos¡".
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