domingo, 24 de febrero de 2013

De "u" y de "i" de "6" y de "9"

El seis y el nueve se parecen pero hay una sutil diferencia entre ellos.

Son contrarios en cuanto a su posición natural de representación y la forma más natural de representarlos al trazarlos conlleva un sentido direccional contrario en cada caso.
Uno hacia afuera y el otro hacia adentro.

 

Con uno se podría representar el altruismo.

Con el otro se podría representar el egoísmo.
Me doy y me abro a los demás
Me cierro en mí mismo y todo para mí.
Uno se expande y el otro se contrae.
 
Si los juntásemos podríamos formar un ocho, que cuando está en posición horizontal representa como símbolo el infinito.
Pero no es de este aspecto específicamente de lo que deseo hablar.


Con dos vocablos pasa algo parecido.

Una sola letra diferente y el concepto expresado es totalmente diferente.
Me refiero exactamente a la diferencia que esa simple vocal produce en dos sustantivos.
Los dos vocablos son “fusión” y “fisión”.
¿Qué significa cada uno de esos vocablos según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española?
Veamos:

fusión.
(Del lat. fusĭo, -ōnis).

1. f. Acción y efecto de fundir o fundirse.
2. f. Unión de intereses, ideas o partidos.
3. f. Econ. Integración de varias empresas en una sola entidad, que suele estar legalmente regulada para evitar excesivas concentraciones de poder sobre el mercado.

~ nuclear.

1. f. Fís. Reacción nuclear, producida por la unión de dos núcleos ligeros, que da lugar a un núcleo más pesado, con gran desprendimiento de energía. La energía solar se origina por la fusión nuclear del hidrógeno en el Sol.

fisión.
(Del lat. fissĭo, -ōnis).

1. f. Escisión, rotura.
2. f. Biol. División celular por estrangulamiento y separación de porciones de protoplasma.

~ nuclear.

1. f. Fís. Rotura del núcleo de un átomo, con liberación de energía, tal como se produce mediante el bombardeo de dicho núcleo con neutrones.
Una sola vocal y el concepto es totalmente el opuesto.
Mientras uno es unir, el otro es justo lo contrario desunir.
Cuando el Avatar Jessuah dijo: “No separéis lo que la Inteligencia ha unido”, no se refería para nada a la institución del matrimonio o del enlace en pareja como lo entendemos en este tiempo.
Se refería a la estructura de cohesión de la materia y a cómo trabaja y ordena el principio vital del Universo.

Y fusión y fisión lo demuestran claramente, así como nos lo muestra el 6 y el 9.
La fisión da como efecto la radioactividad y por consiguiente la anulación de la vida durante como mínimo 6 generaciones.
Mientras que la fusión   -tal como actúa el Sol-   crea opciones nuevas y nueva vida.
La misma vida es la interacción y la fusión de elementos.

Será quizás por ello que el nueve viene después del seis ya que jerárquicamente representa un valor superior en cuanto a concepto simbólico que no solo numeral.

Será quizás por ello que nuestra ciencia ya acepta que el Sol es una fusión y no una fisión como tiempo atrás se decía.

Y, ¿a dónde voy con estas reflexiones?

Que los seres humanos deberíamos ser como la misma naturaleza nos muestra elementos integradores en expansión.

Ya que vivimos en una realidad dual: arriba-abajo, dentro-fuera, duro-blando, unión-desunión, hacia adentro-hacia afuera, etc… y todo ello nos lleva a tomar conciencia.

Un proverbio decía y dice:  "Divide y vencerás" y si vemos nuestra sociedad se basa en ese principio: rico-pobre, de derechas-de izquierdas, de un equipo-del equipo rival.

Quizás sería bueno experimentar lo contario a lo que hemos hecho hasta ahora, fusionarnos más que fisionarnos, pasar del 666 al 999… y proyectarnos y ser todos infinito.

Porque hacerlo está en nuestra mano.



Pero todo esto son solo mymineadas mías.

domingo, 3 de febrero de 2013

De fractalidad y otras cosas


Hay dos formas de introspectarnos, entendiendo por introspectarnos saber quiénes somos, saber qué somos, saber cómo somos.


Una forma es a través del pensamiento. 
Es decir entrar hacia dentro de si mismo en aspectos íntimos nuestros: 
qué siento, 
cómo me siento, 
qué siento haber heredado de mis padres, de mis abuelos, 
qué esquemas de comportamiento repito de ellos, 
etc.

Otra forma es hacer como si estuviésemos ante un espejo. 
Si miramos los documentos que las nuevas tecnologías nos proporcionan podemos  ver:
cómo estamos constituidos por dentro, 
cómo actúan mis venas, mis arterias, mi cuerpo, 
cómo están compuestas mis células, 
cómo elimino los deshechos, 
cómo aprovecho todos los nutrientes, 
cómo se forma una nueva vida de un ser humano, 
etc.

Las dos formas son válidas, las dos formas nos llevan a destino.

La primera vía nos permite encontrar nuestra singularidad. 
Con la primera vía cada uno de nosotros tiene la certeza de que somos únicos y es que nadie es exactamente igual a otro ni en el aspecto físico, ni el aspecto emocional, ni en la propia historia personal.

La segunda vía nos permite encontrarnos ante el hecho real de que nuestra singularidad, si bien real no es más que una ilusión dado que somos todos iguales a todos y somos igual al todo.
La segunda vía nos permite añadir a esa singularidad encontrada el concepto de unidad y semejanza con el todo, poniendo más accesible y a nuestro alcance la comprensión del todo.

Y sin embargo los dos aspectos nuestros introspectados son aspectos reales.

El fractal es una forma geométrica cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite a diferentes escalas. Este es un principio que se empieza a manejar en la concepción física de la realidad.
















Así comprendemos que lo grande y lo pequeño, aun variando en su escala es igual.
Nosotros por tanto somos, en el punto de la escala que ocupamos una realidad fractal que reproduce en su dimensión la totalidad de lo que nos contiene.

Hace tiempo escribía en este mismo foro un concepto en el que había reflexionado. Ese aspecto es que todas las cosas no tienen solo un doble aspecto, sino que tienen un tercero, a veces oculto y es el que encierra la clave de los dos aspectos mencionados.


Lo explica fácilmente el ejemplo de una simple moneda.
Podemos pensar que una moneda tiene dos caras, es decir cara y cruz, sin embargo sin el borde no existirían ambas. 


Otros ejemplos por ejemplo: día y noche tienen un tercer aspecto tiempo. Bueno y malo, conciencia, etc….

De la misma manera que hay dos formas de introspectarnos, es decir de conocernos hay también una tercera forma. 

Esa tercera vía es la del contacto con nuestro Yo esencial. Y ese contacto lo conseguimos cuando nuestros pensamientos son benevolentes, o mejor dicho cuando son lo menos malevolentes posible durante la mayor parte del tiempo pero esencialmente en el pensamiento ultimo antes de dormirnos.


Al igual que el universo y así como las partículas, las estrellas y también las galaxias, nosotros somos una realidad desdoblada y contactar con nuestro Yo Esencial es la forma no solo de conocernos sino sobre todo de vivir nuestra verdadera vida y por consiguiente de saber quiénes somos.