miércoles, 8 de abril de 2020

Mens sana in corpore sana


Es curiosa una de las decisiones de la Gran Mente Universal.
En nuestro espacio tiempo, en nuestra dimensión, en nuestra naturaleza hay un proceso de trasmisión de energía a través de la depredación.
Comemos y somos comidos.


Se cierra, en un ciclo que puede ser más o menos grande, en el que el que toma de otros alimento se vuelve, a su vez, alimento alguna vez.

Como desde hace tiempo asumí un concepto filosófico de observación de la vida mediante el cual, en vez de preguntarme porqué una cosa no es así, pasé, en cambio, a preguntarme cuál es la razón por la que es así y no de otra manera.
Y eso me ha hecho comprender y entender muchas cosas del porqué las cosas son así.

Como ya escribí, vuelvo a escribir que, desde un punto de observación diferente, si viésemos el espectro de luz y de energía, veríamos cuando una gacela es comida por un tigres dos bolas de energía que se juntan en una sola.

Todo en el universo es información, todo.
Y, hasta ese hecho de gacela y tigre, es también un flujo de información.

Justo en el momento de ser atrapada, es muy posible que la gacela sienta que debe desarrollar más velocidad y astucia, porque, de hecho, esa falta de velocidad y de astucia la han, digámoslo así, condenado.

Esa información de esa gacela, es la que al alma colectiva de todas las gacelas la impregnan de una nueva información que las hace ser más ágiles y astutas.

Qué pasa con el tigre.
El tigre, comiendo a la gacela, graba la información que la gacela había desarrollado. 
Tanto si el tigre gana la partida de caza como si la pierde, siempre en ambos casos, una información de aprendizaje y de mejora queda grabada en el alma colectiva de los tigres, que se vuelven a su vez mejores cazadores, tanto si cazan como si no cazan, ya que en ambos casos siempre hay un factor de aprendizaje.

Con los seres humanos pasa exactamente lo mismo.

Mi buen amigo Lice, hace ya muchos me dijo:
Cuando te comes una manzana, te comes toda la información que esa manzana lleva grabada en su simiente”.

Entonces, con la ingesta de la manzana, me como: las horas de sol que tuvo, las lluvias que recibió, el cuidado o el sentir del que la cultivó, la energía que, con esa manzana, tuvo el que la recolectó, la llevo al almacén y hasta el que la vendió, e inclusive, si fuese el caso el de la persona que me la ofreció o la cocinó en pastel para mí.

Todo eso, si se viese desde la visión de la energía se vería una luz que entra en luz haciéndose una única pompa de jabón.

En un taller de coaching aprendí una cosa muy curiosa.
Una conocida marca de fabricación de automóviles observó por estadística, que los automóviles fabricados     -(recordemos que un 95% del proceso es automatizado)-     en sus dependencias, los que tenían un mayor índice de averías eran los fabricados el lunes.
No encontraron una razón lógica.

Lo que encontraron como más lógico es que “influía” la energía del personal que, evidentemente, los lunes estaban más cargado de frustración.

Una demostración de todo es flujo de información.

No hay nada de malo en comer, es una ley.
La conciencia nos ha de llevar a comer aquello que es mejor para nosotros.
Siendo conscientes de lo que ello implica pues, introduciremos en nosotros todas las informaciones que ese alimento lleva.


Por ejemplo, la miel.

Si tomas miel estás introduciendo en el interior la información de un colectivo animal altamente evolutivo. 
Basta ver su organización grupal.
Que mucha miel es mala, o que la miel, por ser azúcar no es buena. Puede ser, pero si dejas de alimentarte con miel, dónde podremos nutrirnos con esa otra información que la miel, por el hecho de ser fruto de las abejas da.
Pregunta inquietante ésta.

Siempre está el equilibrio y la respuesta individual de cada uno ya que lo que es bueno para ti a lo mejor no es en tal medida bueno para mí.
En último caso siempre queda el poder de alquimia de cada uno de nosotros pues, sin llevarlo a saturación puede llegar a extraer la mejor esencia y alquimizar.

En una ocasión con un grupo de seguidores reales de la fe fui a comer, invitado por los dueños del lugar dónde ellos llevaban adelante su vida monástica y su lugar de encuentro y oración, a la casa de éstos.
Mis amigos eran vegetarianos pero el dueño, que no lo sabía, les ofreció en una pequeña cantidad, algo de carne.
La comieron sin ningún problema.

Al preguntarles el porqué de su hacer me respondieron:
No has “visto” el afecto con el que nos la han dado, preparado y servido. Cómo podríamos rechazarlo”.
Ahora entiendo que ellos alquimizaron, por afecto, lo nocivo que a ellos les podría haber afectado.

Quizás el hecho de que todo entre en el interior del todo a través del proceso, en este espacio y este tiempo, de nutrirse mutuamente es un mecanismo para integrarnos juntamente al todo.
No puedo reconocer lo de afuera sino está, al mismo tiempo dentro de mí.
Ser conscientes de este proceso, mejor lo defino intención, es observar la vida en otra dimensión de manifestación.


Sencillamente es tener conciencia de que la Gran Mente de Inteligencia Universal es sobre todo eso Inteligencia y Universal.

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