jueves, 18 de abril de 2019

Viéndolo desde el simbolismo


































El punto donde se enfoca la visión puede observarse desde muchas maneras.

Puede ser, mejor dicho, percibido desde infinitas maneras.

Eso nos hace poliédricos y eso es un efecto de nuestra capacidad potencial de ser creadores.

Basándome en este principio, para mi real y reflexionando en dos aspectos de la vida es que se me ha ocurrido plasmarlos en este escrito para mi blog.

Uno es un suceso pasado recientemente.
El incendio de la iglesia de Notre Dame de París.
El otro el momento del parto.

El incendio de la Iglesia de Notre Dame se ha producido en el inicio de la celebración de la Semana Santa que, para los cristianos y para los católicos conmemora la pasión, muerte y resurrección del Cristo.

No entro en detalles,       -cada vez parece evidente que se trató de un acto vandálico provocado dentro de una acción global de ataques sistemáticos a lugares de culto cristiano,-          de qué lo causó pero, desde mi punto de vista, o como digo de My Mind, es simbólico que fuese una  Iglesia con tanto arraigo con tanta carga histórica, y es sincrónico que fuese en el inicio de la Semana Santa.

Y pienso que por esa sincronicidad hay valores o aspectos que adquieren, justamente por ello, mayor relevancia.

No obvío que estamos en un tiempo que en el inconsciente colectivo del ser humano, conociendo los innumerables casos que salpican la Iglesia y a muchos de sus integrantes, está fuertemente impactado e impactado negativamente.

Casos de pederastia, sexo, de intromisión de la Iglesia en intrigas de estado, inversiones indirectas de los bienes de la Iglesia en producción de armas, fabrica de anticonceptivos, etc., etc., etc.

Y es justamente por esa imagen creada en base a una realidad que la Iglesia, o una de sus representaciones más emblemáticas,  se derrumba ante los ojos del mundo.

Como todo pasa en el mundo de la Idea antes de que se manifieste en la realidad, la imagen de una iglesia derruida se corresponde con la destrucción que de esa realidad se produce en la imagen arquetípica de los hombres.

Como es necesario que todo se renueve, porque de la manera que tiene, es inviable su sostenimiento en el futuro, quizás pasa esto y, quizás por eso, yo escribo esto.

Como escribo también sobre el nacimiento y claro está, diciendo esto en modo de generalización sin entrar en detalles individuales de la individualidad de cada uno que será, evidentemente diferentes en cada caso.

No sabemos del sufrimiento del bebe.
Si sabemos del sufrimiento de la madre.

Sabemos también que todo se da por bueno cuando la madre ve al bebe.
Así borra de un plumazo todo el dolor. 

Ha dejado de existir el dolor ya que observar, sentir al recién nacido hace que el recuerdo del dolor sea un recuerdo que no afecta y que se dé por bueno.

Es quizás la manifestación simbólica que lo que ahora produce un efecto, lleva en su esencia algo nuevo y mejor.

Siempre digo y siempre pienso que la esencia de la vida está impregnada de la esencia del universo esencia que hace que todo esté siempre en clave de bien, en clave de mejora.

La madre sufre pero ver a su bebé la lleva al paraíso, hoy una iglesia se derrumba para que una nueva conciencia se instaure.

































































Pero, como siempre digo, una My Mind mía más.




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