domingo, 21 de abril de 2013

Haciendo de coach



Una reflexión: imaginemos por un momento que tuviésemos todo el dinero del mundo, todo el imaginado, el que podamos imaginar y aún más.



Imaginemos que pudiésemos comprar todo lo que está al alcance de comprar con dinero, con ese dinero que imaginamos que tenemos.

Y ahora que imaginamos que lo podemos comprar todo hagámonos una pregunta.

Antes de morir, ¿podríamos comprar un segundo más de vida?

Sin duda que no. 
No, no podríamos comprar ese segundo de más vida más porque de hecho el tiempo no se puede comprar.



Es por ello que pienso que el tiempo, mi tiempo, tu tiempo es un valor incalculable, un valor incalculable que tenemos todos.

Y dado que no se puede comprar ni un segundo de tiempo, podemos decir que un segundo tiene más valor que todo el dinero del mundo.

Hay, además del tiempo, otros dos valores que tienen un valor incalculable desde el primer momento que nacemos para cada uno de nosotros: nuestro cuerpo y nuestro pensamiento.

El ser humano somos algo único.

Y algo único es también como nos formamos.



Las nuevas capacidades de la ciencia han permitido descubrir que cuando un espermatozoide    -la célula más pequeña de un ser humano-    se junta con un óvulo     -la célula más grande del cuerpo humano-     dando forma a un nuevo ser la división celular que se produce se parece un hermoso mándala 




Pero lo más curioso es que lo primero en formarse es el corazón y es como si el corazón se construyese el cuerpo hasta formarlo enteramente.

Esta realidad me lleva al concepto de coaching que quiero expresar cada uno de nosotros se ha hecho a sí mismo, se ha construido así mismo. 
Somos pues grandes solo por ese hecho.



Nos seguimos pues construyendo pues día tras día.

Tenemos tres cerebros según la filosofía médica oriental: los intestinos  -que se parecen en forma al cerebro-   el propio cerebro con sus dos hemisferios y el corazón que es un cerebro independiente y que es el origen y la causa del resto.

Por ello la clave está en el corazón, y es por el hecho de que con nuestro corazón nos hemos construído que debemos hacer confianza en nuestras capacidades para construir nuestro futuro el mejor posible.



Y es tambien por ello que tenemos más valor que todo el valor del dinero del mundo y todo lo que con dinero se puede comprar.

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