domingo, 28 de abril de 2013

Haciendo de coach 2



El otro día, y por motivos de ocupación en un proyecto de streaming en el que estoy involucrado, tuve la oportunidad en la ciudad de Barcelona de estar en una suite de un lujoso hotel de la parte alta de la ciudad de Barcelona

La lujosa suite de ese lujoso hotel estaba situada en la parte alta del edificio, en la planta 14. Por encima de esa suite en las otras tres plantas superiores otras suites más lujosas y más privadas hayan su ubicación. No teníamos acceso a ellas y el acceso es restringido solo a VIP’s.

Viendo la vista fenomenal que la habitación proponía     -motivo por el cuál se escogió dicha ubicación-   tuve la siguiente reflexión:

Los apartamentos situados en las partes más altas de los edificios son los más costosos.



Los apartamentos situados en las partes más altas de los edificios más altos son considerados de alto standing y vendidos a precios más elevados. Y ello por las vistas que proporcionan.

La altura está pues considerada un lujo.

Subir a una alta montaña, solo por el gusto de retarse a sí  mismo en conseguir el logro e integrar el valor de autoestima que da haber triunfado en el empeño es una fuente de desarrollo personal importante. La vista es el premio añadido.

En ambos casos hay un elemento común, ver las cosas desde arriba.

Usando ese concepto como metáfora se podría decir que en nuestra vida tener altas miras, ver las cosas desde lo alto es pues equivalente a superación personal y riqueza “inmaterial”.

Yogananda decía: “Cuando te asole un problema eleva tu mirada, imagine que es como el paisaje que divisas desde un avión mientras alza el vuelo. Cambia tu visión y cambiará tu relación con la situación”.

Quizás por ello “elevarse” tiene la connotación metafórica que he querido impregnar en este escrito y que en el que reflexioné estando a una altura.

Elevarse es un medio de distanciarse de lo que nos atenaza, es verlo desde otros aspecto y esa otra visión  de enfoque cambiado aporta nuevos valores. 



Elevarse…. que sanador, que enriquecedor, que metafórico.

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