domingo, 23 de febrero de 2020

Una My Mind del otro día


Por motivos de trabajo tuve que hacer un pequeño viaje.
Cuando conduzco me gusta mucho escuchar música.
Cuando no conduzco también me gusta escuchar música.

Pero el otro día, cuando por trabajo tuvo que hacer un pequeño viaje escuchando música tuve esta reflexión que a continuación detallo.

Antes de ello te invito a ver este vídeo que grabé en un momento de pausa de ese viaje al que hago mención.


Independientemente de que la música guste o no guste, no es por ello este escrito, ni este visionado, sino esta reflexión que quiero compartir y que es la siguiente.

Un receptor de radio cualquiera no es más que un aparato electrónico sabiamente diseñado para captar determinadas frecuencias.
Frecuencias que están siendo emitidas a través del éter y que bajo señales eléctricas un altavoz es capaz de reproducirlas.
De tal manera que nuestro oído las capta para, a su vez, volver a convertirlas en nuevos impulsos eléctricos que el cerebro decodifica.
Es decir, escuchamos y entendemos lo que oímos.

Ahora bien, frecuencias que se emiten hay muchas.
Unas son señal de audio y vídeo, lo que vemos en TV, otras son de voz, telefonía móvil, otras son de música y radio etc.

Todas viajan por el éter, todas están ahí.


Si te fijas en el vídeo, no solo grabo el altavoz por donde escucho la música que escuchaba, sino que también grabo el azul del cielo por donde viaja la música que escucho.

Ahí está lo que se escucha, pero ni se ve ni se siente traza de que ahí está esa música.
Sino fuera por el altavoz esa música que ahí viaja no llego a identificarla.

Y si a eso añado que con el receptor de radio solo sintonizo una de las miles de frecuencias que por ahí estaban viajando, llego a la conclusión que solo identifico una de las miles que ahí viajan tanto de móvil como de TV. pero..., están todas ahí.

Esa reflexión la llevo a otra mirada.
La otra mirada es la de la esencia que cada ser humano materializa con su sola existencia.
Somos algo que al igual que las frecuencias de música que no se ven, se puede decir que somos algo parecido.
Manifestamos una frecuencia de energía que se manifiesta solo por el hecho de ser y de estar.

Me parece un milagro, un sencillo milagro.

Manifestamos algo que está pero que al mismo tiempo no está.

Es como la música de mi vídeo..., cuando apago la radio del coche la música sigue ahí aunque no la "veo".

En fin..., My minds mías, ésta durante un viaje


Hacia el infinito y más allá....

1 comentario:

  1. Por eso mi estimado almamigo todo es energía, vibración y materia como el ser humano una unidad vital multicompuesta; individual y colectiva en constante intercambio con el entorno. Esa formación puede ser reflejada en la energía del Loco y del Mago, en la vibración de la Sacerdotisa y en la materia de la Emperatriz que se expresan multimodalmente en los demás arquetipos. Por ello expresamos y sentimos y nos sienten y perciben nuestra presencia otros; nos sentimos bien o mal en algún lugar o con alguna persona, podemos ser telepáticos y empáticos o antipáticos. Transformamos el entorno de los cinco elementos para nuestra supervivencia; estamos conectados con lo visible y lo invisible. Nuestra capacidad de percepción del entorno visible o invisible está dada por la longitud de onda y la capacidad de percepción de nuestros cinco sentidos; esa es la realidad única que podemos percibir para introspectar y cualificar en nuestra mente. ! Muy oportuna la reflexión en tu viaje!

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