domingo, 16 de febrero de 2014

Las dos realidades



Poco antes de morir, cada vez que durante los días de su última semana de vida iba a visitar a mi madre al hospital donde estaba ingresada, mi madre solo me decía una cosa:
Ay Marquitos, si pudiese cuántas cosas cambiaría¡

Me lo repetía una vez, y más de diez veces una vez. 
Su carácter había cambiado, no hablaba igual, no se comportaba igual, y como ausente, en la pequeña salita donde nos encontrábamos y mirando a través de la ventana, me repetía:
Ay Marquitos, si pudiese cuántas cosas cambiaría¡

Nunca me dijo el qué cambiaría, aunque conociendo su vida puedo imaginarme a qué se refería.

Mi madre se marchó a una realidad que es paralela a la nuestra y que, sin ser la nuestra física creo que es una realidad más real de lo que nos imaginamos.

Alguna vez he reflexionado sobre el hecho de que mi madre, viviendo una vida que me es cercana porque es la historia de mi familia, conocía nuestra realidad física que mucho no ha cambiado desde que ella estaba aquí.

Ella sabía de las dificultades de llegar a final de mes.
Ella sabía de los dolores que inflige un desamor, o la tristeza de no conseguir una meta o un objetivo.

Ahora ella ya no está aquí en físico y me he preguntado si guarda memoria de las dificultades que entraña vivir en esta realidad material. 
Pienso que si, pero también pienso que si no ha podido echar una mano es porque sencillamente no puede hacerlo y eso que a veces pensando en ella la he pedido con el alma si podía ayudar a mi hermano o a mi hermana en alguna dificultad, en algún desamor, en algún objetivo no realizado, si me podía ayudar a mí.

Sencillamente las cosas son como han de ser.

Cada noche, cuando nos vamos a dormir, de alguna manera reproducimos el hecho de morir.
Cada día, al despertar, de alguna manera reproducimos el hecho de renacer.
Durante ese tiempo de sueño vamos a la realidad en donde vive nuestro Yo esencial.



Es como si fuesen dos mundos que están entrelazados por un fino pasillo a modo de toroide que interconecta dos realidades totalmente diferentes.

Y es posible que una parte no conozca nada de la otra y que la finalidad sea que las vivencias transformadas en emociones sean el vehículo porque el que se edifica el devenir.

Me resulta difícil explicar lo que deseo explicar de como yo me explico lo que tiene difícil explicación.

Mi madre, se fue de aquí y no nos puede ayudar la ayuda como quisiera y eso debe tener una explicación de que sea así.
Y si es así así debe ser…


Sólo sé que poco tiempo después de irse, mi compañera de alma y de vida quien poco tiempo tuvo de interrelacionar con mi madre tuvo un sueño en el que ella, mi madre le decía:

Me he encontrado con alguien que me lo ha explicado todo y ahora estoy serena, ahora estoy en paz

Gracias mamá
Un beso a tí.

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