martes, 3 de junio de 2014

Una capa más profunda de cebolla.



Hoy quiero pasar una capa de mi cebolla.


Algo curioso que he constatado en primera persona y en la persona de amigos que han comentado la misma o parecida experiencia a la mía, es que cuando nos desprendemos o nos vamos a desprender de algo, ese algo parece que en ese último tiempo que vamos a tenerlo adquiere como un nuevo viso, sufre una transformación.

Pienso por ejemplo en un coche.
Te desprendes de él porque solo da problemas mecánicos y ya no funciona bien y justo la semana antes de dejarlo parece que vuelve a funcionar a las mil maravillas y hasta llegas a preguntarte si merece la pena dejarlo.

Será por mi edad que aun joven empieza a sumar dígitos pero a veces se me ocurre transitar en mis pensamientos por mi vida y en cómo será, como J.M. Serrat dice en el texto de su canción, el momento cuando La Parca se acerque para llevarme en el último viaje.

Como todo el mundo tengo mi forma de pensar y mi carácter, y ambos configuran mi personalidad y mi forma de manifestarme en el mundo, en definitiva mi forma de vivir la vida.

A veces algunos seres, sobre todo los que me tienen más confianza y me conocen más me piden que cambie aspectos y me hacen incidencia en lo que consideran mis errores.
A veces pero es ahora en muchas ocasiones cuando pienso; "y cuando me esté por ir y recuerde mi forma de ser lo que hice y no hice, lo que atendí y no atendí, ¿me pasará algo parecido a como cuando iba en mi ejemplo del coche a desdecirme de mi mismo? ¿Habrá algún cambio significativo en mi modo de pensar hasta el punto que me recuestionaré todo lo hecho, todo lo dicho hasta el punto de desear en ese momento haber sido alguien completamente diferente del que estoy siendo?"

A día de hoy pienso que no desearía cambiar, que me sentiré en esa semana antes de irme igual a como me siento o a como siento ahora, que pensaré lo mismo o casi lo mismo de cómo pienso hasta ahora…
Sin embargo a veces me da por asaltarme la duda y pensar que así no sea.


Cuando aprendí acerca del principio vital de que creamos el futuro con nuestros pensamientos. Cuando aprendí de como éstos, en el caso de ser los adecuados, garantizan y crean el mejor futuro posible y borran todos los futuros perniciosos, aprendí también que ese instante de lucidez previo a la muerte es la última opción de generar lucidamente el mejor futuro posible con el mejor pensamiento posible.

Es en ese instante que podemos pedir perdón, si es el caso a nosotros mismos por nuestros errores o de pedírselo a los demás por los errores que cometimos con ellos. Y es ese acto de benevolencia el que genera el mejor futuro de armonía posible.

Es también en ese preciso instante, y que no dura más que un par o tres de minutos que podemos dar las gracias por todo lo vivido. Darle las gracias a los seres que conocimos por todo lo que nos intercambiamos y por todo lo que hicimos. Y así preparamos mejor otra futura lección que debamos aprender.
Es en ese instante que podemos despedirnos como se debe.

En este mismo foro hablé de la última semana de vida de mi madre.
Su experiencia me impactó.

En este mismo foro no he hablado de los últimos instantes de la vida de mi padre pero su experiencia la guardo como una perla en mi cofre de eventos de mí experiencia de vida.

Tengo, por el hecho de haber sido el hijo de ambos, parte del alma de mi madre y la genética de mi padre.
Y es por eso que algo de la fuerza que les inspiró esos momentos tan importantes es algo de mí mismo.

 
Solo he decretado que cuando llegue mi momento desearía poder estar tumbado viendo el cielo azul.

Cómo estaré cuando lo veo, si lo veo, no lo sé, pero es de eso de lo que estaba hablando en este escrito que no es más que una capa algo más profunda de la cebolla de mi ser.