Vacuum

Imagínate que entras a un espacio vacío, como por ejemplo un apartamento o un piso que quieres alquilar.

Las paredes despejadas, los espacios libres.

Nada, no hay nada solo un espacio, podríamos decir, vacío.

Es la idea de vacuum

Qué más podría sugerir para ayudar, a fin de reforzar esa idea de vacío.

Qué otro ejemplo de visualizar que podría decir ahora.

Mmmm..., puedo pensar en un músico o en un poeta que empiezan “captar” una inspiración y empiezan a “sentir”, a “visualizar”, a “escuchar” algo que les llega como un impulso que después plasmarán en lo que se convertirá en su obra manifestada.

La idea es la misma, se llena un vacío, vacío de algo que no lo estaba ocupando, no estaba manifestándose.

En ambos casos, tanto el que va aun piso vacío o el artista que va a hacer una obra, manifiestan, al menos a mi entender, la idea de un vació.

Evidentemente con nuestro mental “captar” la idea de vacío y de espacio no es tan fácil, pero es de vacío de lo que quería hablar, de vacío y de llenado.

Pues esta mañana me desperté con esa idea, la de llenar un vacío por el solo hecho de estar.

Y así fue desde el inicio de los tiempos.

En el caso del inquilino     -cada uno de nosotros seguramente lo ha sido algún día-     con el vivir llena el espacio, un cuadro aquí, un mueble allá, un equipo de música y un adorno más allá…

En el caso del artista se entrega a fondo para manifestar lo que palpó, lo que le llegó desde el vacío para después, ser los demás espectadores de la obra.

Obra que a su vez será o no inspiradora de nuevas emociones y/o nuevas obras.

La vida, nuestra existencia es, de mi manera de verlo, lo mismo.

Llenamos un vacío, nuestra conciencia es algo así como un pálido reflejo de la sensación del inquilino, del artista contemplando su obra.

Ante las experiencias que ocurren día a día, y cuando son tan globales como esta pandemia del COVID-19 uno de los factores más importantes es, la energía resultante que por consenso tácito podamos crear, individual y colectivamente.

Muchos mensajes circulan en este tiempo, de esperanza, de paciencia, de alerta, de llamada a la reflexión.

Muchas realidades se están manifestando, ira, rabia, deseos de revuelta.

En mi transitar por la vida y en base a los conocimientos y a las realidades que iba conociendo algo en mi sabía que esto, o algo que iba a producir estos efectos iba a pasar.

Cuándo, cómo, de qué forma, con qué medio… no tenía la menor idea, quizás será por eso que no estoy tan sorprendido.

Sin embargo y en lo más profundo de mis entrañas brotan reflexiones de las que yo mismo me sorprendo.

Un simple virus, prácticamente invisible, está poniendo en jaque a toda la humanidad.

Un simple virus, prácticamente invisible, ha parado nuestra vida.

Un simple virus, prácticamente invisible nos está demostrando que todos somos más iguales de lo que creemos ya que, seamos quien seamos, seamos lo que creamos ser, nos ataca a todos por igual.

Qué grande es la inteligencia de la vida.

Qué idea tan buena.

Reconfinamiento mundial, parada de la sociedad y la Tierra respira, los animales vuelven a transitar, si hasta se han visto peces en Venecia

Yo no entro en disquisición si está programado o no, si es un arma más de una gente de poder en lo oculto.

Yo creo firmemente que existen fuerzas invisibles que gravitan y que está a cada uno de nosotros escoger, en su conciencia, a cuál darle prioridad.

Vivir esta experiencia como una renovación, vivirlo como la última maniobra de maniatar al ser humano al poder en la sombra.

Es como el inquilino o el artista, estamos entrando en un espacio nuevo y vacío, depende del hoy como lo queremos proponer y como, esa inspiración que nos llega la vamos a materializar.

Con estos escritos intento aportar mi grano de arena para orientar en una dirección la inercia consciente de que no es fácil.

Cuando decía que había, al transitar por mi camino de vida, aprendido y tomado conciencia de cosas que debía de pasar, aprendía también que todas cosas, innecesarias pero posibles, eran la antesala de un momento culmen de renovación.

También aprendí que depende de nosotros cómo se transitaría hasta ese nuevo amanecer.

Evidentemente me inquieta la materialización de la posible posibilidad que ese enfrentamiento colectivo que situaciones como estas pueden proponer derive en catástrofes aún mayores.

Siempre se está a tiempo, siempre es posible…

En fin…, hoy, más que nunca, My Minds mías.