Es curioso, al
menos en España, las buenas películas las emiten por TV en días laborables, en
horario tardío.
De tal manera que, si la quieres ver, te vas tarde a la cama, con la consiguiente pérdida de sueño.
De tal manera que, si la quieres ver, te vas tarde a la cama, con la consiguiente pérdida de sueño.
Hablando con
gente que sabe mucho de estas cosas, me han dicho en repetidas ocasiones, que todo
esta está estudiado.
La finalidad es hacernos zombis, con la consiguiente pérdida de reflejos, de capacidades de reacción, de discernimiento y de reacción ante todas las agresiones, injusticias y situaciones caóticas que se están ejecutando en este tiempo.
Eso es, en definitiva, lo que se busca.
La finalidad es hacernos zombis, con la consiguiente pérdida de reflejos, de capacidades de reacción, de discernimiento y de reacción ante todas las agresiones, injusticias y situaciones caóticas que se están ejecutando en este tiempo.
Eso es, en definitiva, lo que se busca.
Pero no es de
eso de lo que quería hablar.
De lo que quería
hablar es de la película que vi.
Su título en
castellano:
“Espías desde el
cielo”.
"Eye in the sky”,
en inglés.
Aquí el enlace
donde, al menos de momento, se puede ver:
Es curioso lo
del cine.
A veces, presenta
argumentos que despiertan conciencia, a veces que denuncian acciones del poder
o de las fuerzas que manipulan la vida.
Me resulta curioso que eso pase.
Me resulta curioso que eso pase.
En la película
que menciono la trama argumental se basa en una interacción de tres ejércitos,
el inglés, el norteamericano y el keniata.
Se persigue
desde hace años a unos ciudadanos occidentales que han hecho causa común con el
terrorismo.
En esa acción de seguimiento, a través de la red de espionaje y de los avances técnicos militares se llega hasta ellos.
Ello permite
saber que se está fraguando un ataque suicida terrorista.
La urgencia de
la situación invita a actuar de forma rápida y determinante.
La decisión de
intervención se retrasa con el riesgo de resultar ineficiente por dos razones.
Una, la que impone la
jurisprudencia y los efectos políticos que esa misma acción va a llevar.
Dos, los
efectos colaterales, en clave de daños, de inocentes personificados en una niña
que, ajena a todo lo que está ocurriendo, hace su vida normal.
Interesantes los
diálogos, interesante ver plasmado las diferentes actitudes humanas de cada uno de los protagonistas.
Desde el político que valora los efectos políticos, al militar que busca la eficiencia de su determinación, pasando por los demás actores del drama que, cada uno en su medida, valora el efecto y las consecuencias.
Desde el político que valora los efectos políticos, al militar que busca la eficiencia de su determinación, pasando por los demás actores del drama que, cada uno en su medida, valora el efecto y las consecuencias.
Intentan
minimizar los efectos y cada uno presiona a su manera persiguiendo su finalidad final.
Ajena, también a
todo ello la niña, que es la gran sacrificada del drama.
Profunda la
reflexión a la que me llevo esta situación figurada que, poco debe de distar de
la realidad del cada día, quizás ésta más cruda y más violenta.
¿Qué era lo más
correcto de hacer en una situación así?
Me lo plantée como observador.
Decía un
conocido periodista:
“Si fuese objeto
sería objetivo, pero como soy sujeto soy subjetivo”.
Por tanto, no es
lo mismo ser actor que espectador de una situación.
En un rol se es
más objetivo mientras que en el otro se es más subjetivo.
Mi conclusión
final es que lo que realmente cuenta es intentarlo de corazón, intentarlo y
desearlo.
Al final, según
mi experiencia, es que siempre es la vida, que es más sabía, quien decide.
En la película,
la niña es el efecto colateral más importante y determinante pero no lo es en igual
manera para todos los protagonistas de esta historia ficticiareal, y cada uno,
en mayor o menor o en ninguna medida piensan, también, en ella.
Al final, ella
vive su historia y su historia queda grabada en la historia de cada uno y en la
historia que será historia y que, entre todos, escribimos.
Todo está interrelacionado
y, de que situaciones como la que se viven en la película, y de que las tengan
que vivir quienes la acaban viviendo es otra historia que no es el motivo de
este escrito.
Sin embargo,
todos, todos tenemos algo de responsabilidad en que la vida haya decidido que
las cosas sean como sean.
Por eso, lo más
importante, al menos para mí, es que lo que tiene un valor importante es que
cada uno intente, desee y piense en lo mejor posible y lo haga de corazón.
Del resto, la
vida decide.
Almamigo, admirable tu poder de síntesis para registrar conceptos tan profundos; no gozo de esa envidiable cualidad, por lo tanto, discúlpame la extensión de la reflexión. Al nuevo encuentro con tus Mymind, sólo puedo agregar a tu oportuna reflexión que el "DEBER SER" es la ambición y el espacio estratégico de todos pero cuya planeación es disimil y difusa; desafortunadamente no hay una sola verdad, una sola realidad, un solo camino. No hay nada antes, ni hoy, que convenza a la totalidad de la humanidad; quizás lo único en la que nos ponemos de acuerdo, es que estamos vivos y vamos a morir. Qué pasó antes, cómo vivir individual y colectivamente, y qué pasará después de morir, son incógnitas sobre las que históricamente no nos hemos, ni nos pondremos de acuerdo. Ni las religiones, la filosofía, la política, y ninguna ciencia han podido aglutinar una sola realidad para todos hacia la que debamos conducirnos. Las guerras y la conflictividad constante que nos acompaña es el resultado de la ambigüedad de unir y de integrar nuestras polaridades y DUALIDADES. A ello refiere la quinta vertical del Tarot; el Papa (5) en el nivel físico cree tener la solución del embrollo del "para dónde vamos" a través de un dogma, de la fé, de la convicción traída desde la autoridad eclesiástica que se siente poseída por la revelación divina, y adivina qué la "verdad" se revela en la divinidad exterior mirando a las estrellas; no lo despreciemos, es una instancia necesaria, un punto de partida obligado MN para seguir avanzando. En el Colgado (12), en el espacio para conocer nuestro ego, invertimos la conciencia no hacia afuera sino hacia adentro, buscando en la cabaña interior el calor que nos sentimos en el invierno externo. Allí encendemos un "deber personal" más individual, más nuestro, acomodado a nuestra historia, condiciones y ambición personal, independiente de la conciencia colectiva; "soy yo", en un contexto gregario; mi individuación integrada a la comunidad, sin desvirtuarme en ella. El Papa (5) es "religión", el Colgado (12) es "espiritualidad" en el espacio de la conciencia del Yo, y el Sol (19) es "integración" donde el "deber ser" se "integra" a conceptos ampliados pero permaneciendo la "unidad", el individuo en una totalidad. El Sol (19) te encuentra en el nivel existencial con la niña de tu reflexión; la espiritualidad e integración universal respeta la unidad en la multiplicidad. "La Casa del Padre tiene muchas moradas". El "deber ser" es tan "infinito" como el Universo; no hay una sola dirección; todas son válidas en términos absolutos, pero no en la relatividad humana que procura resolver la dualidad y la ambigüedad a través de la imposición y la manipulación de otros; tolerancia, respeto, humildad u capacidad de integrar nuestras diferencias. Recuerdo que con mis CCPAHCC, la misión del "in-divi-duo" es "in, prefijo que significa "no"; "divi", dividir; "duo", dualidad. Es decir, la misión humana es "no dividir la dualidad, sino integrarla. "Es tan corto el amor, y tan largo el olvido …"
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