No
hay nada oculto que no verá la luz, quedó escrito proféticamente.
Ahora,
que la física cuántica nos está dando nuevas pautas de entendimiento que
proyectan nuestra conciencia individual y colectiva, así como nuestro
pensamiento, hacía nuevos horizontes de comprensión y de conciencia, parece que
en ese aspecto la profecía se está cumpliendo.
Podemos
pensar que quizás ahora, mediante la física cuántica, entendemos y explicamos y nos explicamos fenómenos que antes solo quedaban en aras de la fe, la metafísica, la
espiritualidad.
Todo
tiene una causa, un porqué y tener, a su debido tiempo, esa explicación es
cuestión eso, de tiempo.
Uno
de los enunciados de la física cuántica nos dice que:
“observador y observado se influencian
mutuamente”.
Y
un ejemplo sencillo de ello, cuando veo un paisaje hermoso, algo en mi interior
se conmueve.
Si
escucho una música hermosa, me embriaga una emoción.
Estos
ejemplos permiten comprender esta reflexión.
Pero,
ahora quiero profundizar en ello desde otra visión basada en dos películas.
Bueno,
en una película y en una frase de un documental.
La
película a la que me refiero es:
“El médico” (The Physician)
La
película "El médico” cuenta la historia de Rob Cole, un niño que se queda
huérfano cuando su madre muere de una enfermedad misteriosa en un pueblo minero
de la Inglaterra del siglo XI.
Con la promesa de convertirse en un médico y vencer a la
propia muerte, viaja a Isfahan, en Persia, para estudiar medicina con el gran
Ibn Sina.
A lo largo de una aventura llena de pruebas y desafíos, su
búsqueda incansable de conocimiento le llevará a conocer la amistad y el amor
verdadero.
“El médico” es la
adaptación cinematográfica del best-seller homónimo de Noah Gordon.
Aquí el enlace para ver el film:
Entre
las muchas escenas, hay una que quiero aprovechar para explicar lo que quiero
expresar.
Durante
la trama del film, en la sociedad del siglo XI, nadie conoce cómo es el
interior del ser humano.
Las
creencias religiosas prohibían profanar el cuerpo.
En
un momento determinado, el protagonista vence las resistencias y consigue
hacerlo por primera vez, lo cuál le permite vislumbrar un nuevo horizonte.
Su
maestro persa le pide que le cuente lo qué ha visto, para ambos se abre una
nueva etapa, y ellos, sin saberlo abren una nueva etapa para la humanidad.
La
otra escena a la que hacía mención que mencionaría es del documental “The Secret” en él expresan una idea que,
al principio, me costó comprender.
El
concepto es que, para los indios que se encontraron por primera vez con los
conquistadores españoles les era imposible ver los barcos de éstos.
Lo
único que podían observar era la variación en el oleaje que el barco provocaba
y ello por el simple hecho de que les era imposible imaginar el barco, por eso,
aunque lo vieran su cerebro no lo podía “interpretar”, no estaban habituados a “verlo”.
En
ambos casos veo la aplicación de lo enunciado de que, observador y observado se
interrelacionan mutuamente.
Entonces
me surge una nueva e inquietante pregunta.
¿Qué
estará pasando entonces con nosotros ahora mismo respecto de las cosas que aún
no podemos ver?
Así
cómo les sucedió a los protagonistas de la epopeya El médico.
¿Qué
estará pasando entonces con nosotros si tal vez vemos solo algunos pequeños
efectos de algo que nuestro cerebro aún no puede ver porque no alcanza a
imaginarlo?
Así
como les sucedió con el oleaje de las naves con los indios.
Puede
ser entonces que, si hay una relación directa entre lo observado y el observador
lo que vemos esté directamente relacionado con nuestra capacidad de “visualizar”.
Entonces, y por esa misma razón, los ET’s que ahora más se ven sean los de nivel más bajo.
Quizás por eso adquiere mucho valor una frase que escuché hace mucho tiempo, y que como
mantra se repetía muchas veces, en la emisión de un programa de música donde se
radiaban perlas de belleza inusual en composiciones musicales.
“Buscad la belleza, es la única forma de
protesta válida en este asqueroso mundo”.
"VER, MIRAR OBSERVAR" … en la primera horizontal del Tarot, desde Mago hasta Carro, un mundo más físico, "VEMOS"; los sentidos se abren a percibir la "realidad" física desde su propia longitud de onda; una serie de luz, color, materia, vibración, energía sin calificación para nosotros. En la segunda horizontal del Tarot, desde la Justicia hasta la Templanza, el espacio para la conciencia del Yo, "MIRAMOS", introspectamos, hacemos nuestra la imagen mental y conceptualizamos la mentalmente la imagen. En la tercera horizontal del Tarot, desde el Diablo hasta el Mundo, el espacio de la trascendencia del Yo, "OBSERVAMOS", conceptualizamos y transformamos la idea en forma de "Belleza" interior y generamos conceptos más altruistas de la realidad que cada uno percibe a su manera. No hay percepción de la realidad idéntica; tantas realidades como observadores. Finalmente, "NO HAY NADA OCULTO QUE NO VERÁ LA LUZ". Profética y arquetípicamente esa instancia final es la del Juicio (20), que en 2+0 revela lo oculto, el ciclo de cerrar y abrir, lo muerto y escondido renace y lo vivo muere para renacer. Pero, más allá de un momento arquetípico preciso, es el final del ciclo continuo descrito en 22 pasos del desafío, de la reciprocidad y la presencia constante de la conciencia (luz) y la inconciencia (sombra); ambas sobreviven porque son recíprocas y se retroalimentan de la otra; así también funciona la dualidad del mecanismo de la psique. (Desde mis CCPAHCC, un enorme almabrazo para mí inspirado almamigo)
ResponderEliminarMagnifico!!!!
ResponderEliminarbalsamo al cerebro
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