Hay dos temperaturas, está la temperatura
real y está la temperatura sentida.
La temperatura real es la que marca el
termómetro, la temperatura sentida es la que percibimos que hace.
Las dos pueden ser iguales o pueden ser
diferentes.
Pueden ser iguales si el termómetro marca
14 grados o 32 grados y tenemos sensación de frío o de calor según sea el caso.
Pueden ser diferentes si el termómetro
marca 14 grados, pero estamos bajo los rayos del sol si el día es despejado, no
hace viento y a lo mejor estamos en un agradable de compañía con nosotros
mismos o con alguien, o escuchando música o viendo un hermoso paisaje. No sentimos frío.
Pueden ser diferentes si el termómetro
marca 32 grados y estamos a la sombra y tenemos la piel mojada o sencillamente
estamos en una corriente de aire o bajo la salida de aire de un acondicionador o climatizador o hemos comido algo en mal estado y tenemos mala digestión. Sentimos frío.
Esto mismo pasa con la edad.
Está la que marca la partida de nacimiento
y está la que sentimos en nuestra alma.
Se pueden tener 15 ó 16 años y tener una
sensación de madurez o de seriedad impropias de la adolescencia o tener 65 años
y sentirse jovial, con ganas de darle a un balón de fútbol cuando se ven a unos
niños jugando en el parque.
Como se dice coloquialmente en la jerga
popular cuando se hablan de los contrastes en oposición:
“Ya lo decía
Einstein, todo es relativo”.
Sin embargo, esta relatividad entre dos
valores de sensación en contraste se puede aplicar también a nuestra realidad y
a nuestro inmediato futuro.
La cuestión es, ¿hemos adelantado como
humanidad, somos una raza avanzada y evolucionada?
Hay quien piensa que sí.
Lo argumentan con
la reflexión de que tenemos una ciencia y una tecnología que nos permiten hacer
cosas que antes eran más costosas y/o a veces imposibles.
Lo argumentan también con el hecho de que
hemos elevado el nivel de vida en salud, lo que permite alejar la edad de la
muerte y por consiguiente elevar la media de vida, también con el hecho de que
hay enfermedades que se han erradicado.
Los hay que piensan que no.
Lo argumentan con la reflexión de que la
ciencia y la tecnología no están al alcance por igual de todos.
Lo argumentan también con el hecho de que
sigue habiendo seres humanos que mueren prematuramente porque no están a su
alcance y en sus medios los remedios para enfermedades.
Hay muchas personas que
su calidad de vida está a años luz de lo que debería ser un mínimo en estándar
de calidad de vida.
Quizás es como la temperatura y como la
edad, acaba siendo una percepción personal.
Tampoco creo que la percepción sea la
explicación total.
Creo que los hechos inclinan el plato de
la balanza en un sentido u otro.
Si uno siente frío o calor lo siente.
Si uno se siente joven o maduro es el
cuerpo que lo dice.
Si en la humanidad hay un solo niño que
muere de hambre, hay un solo hombre que esclaviza a otro hombre no se puede
hablar de una humanidad evolucionada, de una humanidad que ha avanzado.
Eso siempre y cuando sea importante que un
niño no muera de hambre y que un hombre sea y se sienta libre.
Recuerdo que mi padre me decía:
“Markito -él
me llamaba así- si un país tiene plazas con camas de hospital, plazas de
escuela y plazas para practicar deporte para todos, entonces si es un país
avanzado".
Es en su reflexión donde me apoyo para reafirmarme
en la idea de que no se puede decir que seamos una humanidad avanzada.
Aunque lo importante es que estamos vivos, lo importante es que estamos aquí y ahora porque eso da la oportunidad de que haya la oportunidad de que el futuro cambie.
Aunque lo importante es que estamos vivos, lo importante es que estamos aquí y ahora porque eso da la oportunidad de que haya la oportunidad de que el futuro cambie.
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ResponderEliminarMagnifico!!
ResponderEliminarAlmamigo ... Lo que de siempre ha dividido a la humanidad, más allá del "ser", es el "deber ser", la perspectiva que le debemos dar válida y ética, moral y espiritualmente a nuestra vida y a la de los demás. Tratamos de imponer nuestras ideas de cómo debe ser la humanidad a los demás política, social, culgiral, económica y espiritualmente creyéndonos un tanto poseedores de la verdad de ese horizonte. La perspectiva arquetípica que nos plantea la quinta vertical del Tarot: Papá, Colgado y Sol son la lección más precisa al respecto en tres niveles evolutivos fisicod, anímicos y existenciales.
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