Hace poco veía un programa de televisión, más
concretamente un documental sobre el funcionamiento de algunas partes del
cuerpo humano.
En concreto era sobre bioneurociencia.
Hablaba de cómo funcionan nuestras conexiones
neuronales, la interrelación del cuerpo, del estudio de las conexiones entre el
intestino y el cerebro.
Había imágenes en 3D, de microscopio electrónico,
sencillamente era una preciosidad.
Viéndolo era consciente de que esos documentales me
ayudan a tomar conciencia de cómo funciona mi cuerpo, era consciente de que nos
ayudan a tomar consciencia de cómo estamos hechos.
La frase mágica que encierra y libera toda la magia
es justamente esa:
“Tomar consciencia”.
Es verse a sí mismo y autorrealizarlo.
Es algo así como verse en un espejo y reconocerse.
Pensando en ello pensaba así mismo en un axioma que
para mí es una realidad.
La función de los seres humanos es la de ayudar al
Universo y a su fuente instructora a tomar conciencia de sí mismo.
Es lo mismo, se podría pensar, que hacemos nosotros
con nosotros mismos.
Y hablando de conciencia justo ayer, hablando con
un amigo, un buen amigo con quien he comentado y hablado de cosas de la tierra
y el cielo, mas del cielo que de la tierra y las de la tierra que tienen que
ver con el cielo, me decía:
“Los humanos nos movemos en dos estados de conciencia.
La conciencia 1, que se deriva de nuestros
sentimientos, de nuestras creencias, de nuestras experiencias.
Después está otro nivel de conciencia aún
superior que se basa en una visión holística, no está vinculada a creencias
especificas y está más abierta.
Un dialogo desde esos dos estados de
conciencia es difícil, por no decir imposible.
No hay prácticamente comunicación y mucho
menos entendimiento.
Finalmente es muy posible que hay un nivel de
conciencia aún mucho más superior, llamémosla nivel tres.
Es la que tienen los Dioses y los semidioses
y esa se basa en la aceptación y el conocimiento de la Ley y conocer la Ley
implicar tener conocimientos muy superiores de matemáticas cosmogónicas,
astrología, et., es para nosotros ahora mismo impensable…”.
Quizás la conciencia es una clave, clave.
Cuando alguien actúa de mala manera se dice de esa
persona que no tiene conciencia, la conciencia o una parte de ella es la que
nos hacer obrar o no, en un determinado sentido y dirección.
Cada vez que experimentamos experiencia y obtenemos
la síntesis de la enseñanza que hemos adquirido la archivamos como valor
experimentativo que nos otorga, bagaje de conocimiento y conciencia.
La vida misma es un viaje de aprendizaje y de
experiencia.
Siempre está presente ese valor de conciencia.
Nuestro bagaje actual es la suma de las
experiencias de todos mis ancestros y yo soy un eslabón en la de mis descendientes.
También ese valor que tengo, que tuvieron mis
antepasados y que tendrán mis descendientes se nutre del valor de todos los
demás seres humanos.
Somos la síntesis y el resultado de la suma de la
de todos los seres vivos que son y que fueron.
En este valor hay niveles de conciencia.
¿Cómo será el de las entidades superiores en
conocimiento y en visión del Universo, en definitiva de los Dioses y de los ET’s?
En fin, esto que he expresado es solo el valor de
mi conciencia y del valor de la conciencia también de mi amigo que sumamos
valores por el solo hecho de conversar, de entendernos y sobre todo del afecto
que nos une.
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