Me resulta muy curioso.
A las grandes estrellas del futbol -el circo romano del siglo XX-XXI- todo se les proporciona para que puedan rendir al máximo nivel. Nada ha de distraerles su atención para que sean efectivos al 100 por 100. Una casa cómoda, un buen automóvil, buenos alimentos, seguimiento médico las 24 horas del día.
Cuando algo les preocupa, una discusión familiar, un problema administrativo, etc. se busca de resolver inmediatamente el contratiempo para que la atención del deportista solo esté centrada en jugar...
No me opongo a ello sin embargo de esa forma de hacer se deduce pues fácilmente que lo mismo debería hacerse con cualquier ser humano. Todo debería estar lo más resuelto posible para que nos sintiésemos mejor y pudiésemos rendir al ciento por ciento.
Sin embargo la realidad es bien distinta.
Vivo en un país que se ha visto inmerso en una fuerte crisis.
Todos hablaban de ella día y noche, noche y día.
El deseo era salir lo antes posible. Algo muy lógico y normal.
Sin embargo ahora los que están saliendo de ella -una minoria- vuelve a los mismos hábitos de antes. Comprar un auto, una casa, etc. es un poco como volver a lo mismo de antes de la crisis.
Yo siempre he pensado que esta crisis -voluntaria o no- debía ser una ocasión de salir del paradigma ya conocido del consumismo desenfrenado e involucionista porque es la causa de la desigualdad entre unos y otros.
Con nuestros modos y costumbres no hay para todos en igual medida.
Uno de los aspectos de esta crisis es que los del primer mundo hemos podido sentir en nuestras carnes lo que sienten los que viven en el tercer y cuarto mundo y era y es una ocasión para tomar fuerzas y cambiar las cosas.
He conocido las teorías de la conspiración y sé lo que exponen.
Creo que algo de cierto tienen
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