Siempre decíamos que seríamos los mejores amigos del mundo.
Algo nos empujaba a decirlo y a sentirlo.
Nada, en esos momentos presagiaba y anunciaba que así no
seria.
Dialogábamos de muchas cosas.
Reíamos, tambien reíamos mucho.
Acercábamos posiciones conociéndonos.
Deliberábamos sobre muchos temas.
Estábamos creando sinergia y armonía, y parecía un buen comienzo.
Las horas transcurrían en charlas.
Gozábamos con ello.
Ahora, que ya es pasado le rindo homenaje, memoria, recuerdo.
Dije, como digo a menudo, la vida siempre decide.
Otra vez será.
Y entre las cosas que hablamos una vez nos dijimos que la vida es
como una obra de teatro en la que cada uno de nosotros representa un papel en un escenario especifico.
Y de la misma forma que en una obra de teatro, que cuando se baja
el telón y un instante después al levantarse cambia el decorado y con él los personajes
y sus situaciones, con la vida pasa lo mismo.
También y a veces cambia el decorado y cambian los personajes.
Un empleado que mañana asciende a encargado de departamento
o cambia de trabajo.
Una persona que hoy es tu amigo y mañana es tu amor.
O una
persona que hoy es tu amor y mañana no es ni amigo.
O viceversa.
Y de pensar en ello surgió la idea de hacer alguna terapia en base a este hecho.
Todo ello muy en estado embrionario.
Pero pasó lo que pasa en el teatro.
Bajó el telón
y cambio escenario y el rol de los personajes.
...
Cosas mías y my minds mías.
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