Una reflexión: imaginemos por un
momento que tuviésemos todo el dinero del mundo, todo el imaginado, el que
podamos imaginar y aún más.
Imaginemos que pudiésemos comprar
todo lo que está al alcance de comprar con dinero, con ese dinero que
imaginamos que tenemos.
Y ahora que imaginamos que lo
podemos comprar todo hagámonos una pregunta.
Antes de morir, ¿podríamos
comprar un segundo más de vida?
Sin duda que no.
No, no podríamos
comprar ese segundo de más vida más porque de hecho el tiempo no se puede
comprar.
Es por ello que pienso que el
tiempo, mi tiempo, tu tiempo es un valor incalculable, un valor incalculable que tenemos
todos.
Y dado que no se puede comprar ni un segundo
de tiempo, podemos decir que un segundo tiene más valor que todo el dinero del mundo.
Hay, además del tiempo, otros dos
valores que tienen un valor incalculable desde el primer momento que nacemos para cada uno de nosotros: nuestro cuerpo y nuestro pensamiento.
El ser humano somos algo único.
Y algo único es también como nos formamos.
Las nuevas capacidades de la
ciencia han permitido descubrir que cuando un espermatozoide -la célula más pequeña de un ser humano- se junta con un óvulo -la célula más grande del cuerpo
humano- dando forma a un nuevo ser la
división celular que se produce se parece un hermoso mándala
Pero lo más curioso es que lo
primero en formarse es el corazón y es como si el corazón se construyese el
cuerpo hasta formarlo enteramente.
Esta realidad me lleva al
concepto de coaching que quiero expresar cada uno de nosotros se ha hecho a sí
mismo, se ha construido así mismo.
Somos pues grandes solo por ese hecho.
Nos seguimos pues construyendo pues
día tras día.
Tenemos tres cerebros según la
filosofía médica oriental: los intestinos
-que se parecen en forma al cerebro-
el propio cerebro con sus dos hemisferios y el corazón que es un cerebro
independiente y que es el origen y la causa del resto.
Por ello la clave está en el
corazón, y es por el hecho de que con nuestro corazón nos hemos construído que debemos hacer confianza en nuestras capacidades para construir nuestro futuro el mejor posible.
Y es tambien por ello que tenemos más valor que
todo el valor del dinero del mundo y todo lo que con dinero se puede comprar.
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