Es curioso, no
sé bien cómo definirlo.
A medida que
he ido transitando por el recorrido de mi recorrido de vida, he ido aprendiendo
cosas.
También he ido
desaprendiendo cosas, así como he ido integrando cosas y, por supuesto, he ido desechando
cosas.
A veces, me
parecía “recordar” cosas.
A veces, me
parecía “aprender” nuevas cosas.
El puzle del
conocimiento se forma y se transforma.
Encuentro
piezas que encajan y, esa parte ya construida, así se amplía.
Lo considero algo
fascinante.
Es cierto que
hay veces en las que pienso que todo lo que sé o he aprendido y, por consiguiente,
forma la base de mi estructura se tambalea porque nuevos conceptos cambian
mis cimientos.
Es un viaje
donde el paisaje va cambiando.
Sin embargo,
es también cierto que nuevas informaciones cambian radicalmente las antiguas,
las completan y, paradoja de paradoja, todo cambia, pero sin embargo, en la
esencia, es lo mismo.
He intentado
explicarlo, no sé si lo he hecho bien.
Un ejemplo de
esto.
Recordé, hace
ya tiempo, que el ser humano es trino por naturaleza.
A saber.
Somos cuerpo, alma y espíritu.
Somos cuerpo, alma y espíritu.
Luego supe que
el ser humano, en la tercera dimensión somos una parte de materia, dos partes
de alma y una parte de espíritu.
Supe también,
justo en ese aprendizaje, que seres de otras dimensiones van sumando y restando
partes de alma y de materia hasta llegar a un punto en el que se llega a ser
solo espíritu.
Ahí se me
hablaba de los Dioses.
Supe después,
completando mi puzle, que una visión deformada de ver nuestra realidad, es creer
que somos espíritus individuales.
Un ejemplo
para explicarlo.
El mar no es
más que millones de gotas de agua unidas, si separas una gota tienes una gota separada
de agua que es, en si misma, el mar entero, pero su verdadera naturaleza es el
mar entero llena de pequeñas gotas de agua que pierden su individualidad cuando
están todas cohesionadas en el vasto océano.
Aprendí también
que para nuestro espíritu es lo mismo.
Tú, yo,
nosotros somos un único y gran espíritu que tal vez, de eso no estoy tan
seguro, seamos grupos de grandes espíritus que a su vez se unen cuando esos
grupos de espíritus cohesionados en uno, forma un solo uno de muchos unos.
Quizás será
por eso que ahora entiendo un poco más uno de los puntos de comienzo de mi
aprendizaje. En la tercera dimensión somos una parte de materia, dos de alma y
una de espíritu.
Después tres
partes de alma y dos de espíritu, luego espíritu solo.
El vocablo alma,
viene del concepto anima, y anima es una fuerza psíquica, y que elabora el Sol,
que es la que da anima…ción.
Pero el alma
no es el espíritu.
El alma o
anima es ese aspecto de la energía que da impulso y movimiento.
El espíritu es
algo aún mucho más profundo.
Es una
inteligencia que instruye e impulsa, coordina y extrae conciencia de toda esta
realidad.
Una de las expresiones
que a veces me han formado en el rostro un atisbo de sonrisa es cuando, por
ejemplo, en un mundo tan materialista como el nuestro y en algo tan tribal como
el deporte se hace mención con la expresión al “Espíritu de fulanito o zutanito”,
para expresar la fuerza que anima a esos deportistas, máxime cuando el fulanito
o el zutanito ya fallecieron hace tiempo.
Y comento todo esto a raíz de esto que voy a comentar.
Son dos
pequeñas historias.
Una mujer,
debido a un cambio de residencia, empieza a transitar por primera vez y, dado
que es su nuevo domicilio, reiteradas veces por un nuevo camino.
Muchas veces
esta mujer ve, pero solo lo ve ella, personas al borde del camino.
Extrañada de que solo los ve ella y nadie más, y, pensando con total coherencia, de que se trata de una alucinación personal, sigue una sugerencia y decide preguntar a una antigua vecina de la nueva población en la que habita ahora ella si algo pasó en esa parte de la carretera.
La mujer
interpelada rompe a llorar y le dice:
“Ah, tú también los ves.
Te cuento.
En esa curva fallecieron unos jóvenes en un trágico accidente.
Una de esas personas era una chica, intima amiga de mi hija.
La insistieron para que no fuese en moto con su chico, que fuese en coche. Ella fue una de las fallecidas”.
Te cuento.
En esa curva fallecieron unos jóvenes en un trágico accidente.
Una de esas personas era una chica, intima amiga de mi hija.
La insistieron para que no fuese en moto con su chico, que fuese en coche. Ella fue una de las fallecidas”.
Luego, era
cierto y así quedó comprobado que la nueva vecina del lugar no veía alucinaciones.
Veía entidades.
Otra historia.
Hace poco, y
por motivos profesionales, tuve que pasar cerca de un camping donde hace 40
años se produjo un terrible accidente.
Un camión
cisterna explotó arrasando, como si de una bomba se tratase, los veraneantes
que allí estaban.
Los que saben
de lo que hablo, recuerdan que me refiero al incidente del camping de Los
Alfaques, en la Costa Dorada, en España.
Siempre supe que, aún ahora, hay muchos testimonios de personas de todo tipo que aseguran que cuando por allí pasan ven entidades que vagan, como perdidos, en las inmediaciones del lugar del accidente.
Y es este
recuerdo el que me inspiró hacer este escrito y uno estos dos aspectos del relato,
escrito hasta ahora para comentar mi My Mind.
Cuando tu ves
que un niño juega haciendo castillos de arena en la playa, el elemento que
cohesiona la arena es el agua.
¿Qué pasa cuando
el agua se evapora?
Sucede
entonces que el castillo pierde su elemento cohesionador y la arena se disgrega
y el castillo se deshace.
Pasa lo mismo
a como cuando asimos arena en la mano y ésta está seca y se escapa por entre la
mano cerrada con la que la hemos asido.
El agua es,
tal vez, una imagen que nos acerca a comprender en esta dimensión lo que es la
presencia del espíritu en el cuerpo, en nuestro cuerpo.
Nuestro cuerpo son elementos formados por átomos de materiales que están en nuestra dimensión.
Somos, entre
muchos otros componentes, hierro, carbono, hidrógeno, agua que a su vez es
combinación de elementos.
El alma o
anima, es una energía psíquica elaborada por el Sol que instruye y da forma a esta
forma siguiendo un patrón y un proceso instruido por una Inteligencia mucho
más profunda que instruye, guía y coordina todo este proceso.
El espíritu es
la fuerza que, como en el ejemplo del castillo de arena, cohesiona ese proceso.
La finalidad
es la conciencia.
El cuerpo
sabemos lo que es. Es materia tangible, visible, tocable.
El alma,
dentro del cuerpo está, se podría decir, en la sangre.
La sangre que
insufla y mantiene en vida, a todo el conglomerado que es el cuerpo.
La sangre
visita cada recodo de nuestro organismo.
La energía psíquica
del Sol la vemos, como reflejo, en el reflejo de luz que emite cada célula de
nuestros cuerpos.
El espíritu
sería, y las palabras empobrecen casi siempre la realidad y tengámoslo esto en
cuenta, un pequeño punto de luz que está situado en el entrecejo.
La conciencia
está omnipresente en todo el cuerpo y se manifiesta a través de la memoria
celular.
Las entidades
que ve la mujer de la primera historia, las entidades que ven los que han visto
entidades en las inmediaciones del camping de Los Alfaques no son el espíritu.
Son un aspecto
de alma de seres que tuvieron un cuerpo físico y que no llegaron, en un tiempo
finito, a hacer una total conexión e interconexión entre los tres aspectos
trinos del ser que somos.
La materia es
una ilusión o un reflejo solamente.
Pongo siempre
un ejemplo para explicarlo.
Un objeto
proyecta una sombra en un plano.
La sombra no
tiene capacidad para imaginar la verdadera forma que le da su forma. Inclusive
ella, por su visión fraccionada no alcanza a ver, ni siquiera su verdadera
forma de sombra proyectada.
Todo es
conciencia y todo, tal como está pensado, instruido y programado, responde a un
fin superior siempre, siempre benevolente y constructivo.
Dicho de otra
manera, si es así, así está bien que así sea.
¿Puede ser
mejor?
Seguramente.
Y, si puede
ser mejor, la inteligencia que instruye y coordina 150 billones de universos extraerá
la síntesis de su conciencia y la cual integra a través de la síntesis de la
conciencia que Él experimenta con cada una de la experiencia de cada uno de
nosotros que, separados como nos sentimos, es una ilusoria imagen de una
realidad que no es la realidad, y, si puede ser mejor, lo hará mejor en el próximo universo que
crea.
El todo es un
todo fraccionado ilusoriamente.
Es el mar y
sus innumerables gotas de agua.
Pero bueno, en
mi tránsito de vida en el recorrido de vida todo esto, tal vez mañana, como al
principio escribía, puedo pensarlo diferente, aunque en esencia siga siendo lo
mismo, solo que nuevos conocimientos, nuevas ideas completen cada vez más este
puzle.
My Minds mías.
Ah, los
animales no son espíritu individual, son alma colectiva.
Expresión perfecta! Gracias.
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