Hoy quiero pasar una capa de mi cebolla.
Algo curioso que he constatado en
primera persona y en la persona de amigos que han comentado la misma o parecida
experiencia a la mía, es que cuando nos desprendemos o nos vamos a desprender
de algo, ese algo parece que en ese último tiempo que vamos a tenerlo adquiere
como un nuevo viso, sufre una transformación.
Pienso por ejemplo en un coche.
Te desprendes de él porque solo
da problemas mecánicos y ya no funciona bien y justo la semana antes de dejarlo
parece que vuelve a funcionar a las mil maravillas y hasta llegas a preguntarte
si merece la pena dejarlo.
Será por mi edad que aun joven empieza
a sumar dígitos pero a veces se me ocurre transitar en mis pensamientos por mi
vida y en cómo será, como J.M. Serrat dice en el texto de su canción, el momento cuando La
Parca se acerque para llevarme en el último viaje.
Como todo el mundo tengo mi forma
de pensar y mi carácter, y ambos configuran mi personalidad y mi forma de
manifestarme en el mundo, en definitiva mi forma de vivir la vida.
A veces algunos seres, sobre todo
los que me tienen más confianza y me conocen más me piden que cambie aspectos y
me hacen incidencia en lo que consideran mis errores.
A veces pero es ahora en muchas ocasiones cuando pienso; "y cuando me esté por ir y recuerde mi forma de ser lo que
hice y no hice, lo que atendí y no atendí, ¿me pasará algo parecido a como
cuando iba en mi ejemplo del coche a desdecirme de mi mismo? ¿Habrá algún
cambio significativo en mi modo de pensar hasta el punto que me recuestionaré
todo lo hecho, todo lo dicho hasta el punto de desear en ese momento haber sido
alguien completamente diferente del que estoy siendo?"
A día de hoy pienso que no desearía
cambiar, que me sentiré en esa semana antes de irme igual a como me siento o a
como siento ahora, que pensaré lo mismo o casi lo mismo de cómo pienso hasta
ahora…
Sin embargo a veces me da por
asaltarme la duda y pensar que así no sea.
Cuando aprendí acerca del
principio vital de que creamos el futuro con nuestros pensamientos. Cuando
aprendí de como éstos, en el caso de ser los adecuados, garantizan y crean el
mejor futuro posible y borran todos los futuros perniciosos, aprendí también que
ese instante de lucidez previo a la muerte es la última opción de generar
lucidamente el mejor futuro posible con el mejor pensamiento posible.
Es en ese instante que podemos pedir
perdón, si es el caso a nosotros mismos por nuestros errores o de pedírselo a
los demás por los errores que cometimos con ellos. Y es ese acto de
benevolencia el que genera el mejor futuro de armonía posible.
Es también en ese preciso instante,
y que no dura más que un par o tres de minutos que podemos dar las gracias por
todo lo vivido. Darle las gracias a los seres que conocimos por todo lo que nos
intercambiamos y por todo lo que hicimos. Y así preparamos mejor otra futura
lección que debamos aprender.
Es en ese instante que podemos
despedirnos como se debe.
En este mismo foro hablé de la
última semana de vida de mi madre.
Su experiencia me impactó.
En este mismo foro no he hablado
de los últimos instantes de la vida de mi padre pero su experiencia la guardo
como una perla en mi cofre de eventos de mí experiencia de vida.
Tengo, por el hecho de haber sido
el hijo de ambos, parte del alma de mi madre y la genética de mi padre.
Y es por eso que algo de la
fuerza que les inspiró esos momentos tan importantes es algo de mí mismo.
Solo he decretado que cuando
llegue mi momento desearía poder estar tumbado viendo el cielo azul.
Cómo estaré cuando lo veo, si lo veo, no lo sé, pero es de eso de lo que estaba hablando en este escrito que no es más que una capa algo más profunda de la cebolla de mi ser.
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