Recientemente me ocurrió algo que
me hizo recordar algo que me ocurrió hace tiempo.
Por motivos varios una persona
cercana a mí me acompañaba en una jornada laboral, y en ese acompañarme había
bastante rato que debíamos ir en vehículo juntos.
Conducía yo y como el tiempo
apremiaba iba un poco más rápido de lo que se va cuando el tiempo no es un
apremio.
La persona que me acompañaba hizo
referencia a que no debía ir acelerado y que debía de ser más pausado.
Le expliqué las motivaciones que
me llevaban a ello pero no las aceptó, se mantenía en su punto de vista.
Para mí, que era quién coordinaba
la acción profesional y que sabía de los contratiempos que conllevaba no llegar
a tiempo de hacer lo que debía hacer su observación, si bien certera, no me
parecía adecuada.
Hasta aquí todo normal y todo
cotidiano.
En otra ocasión, la misma persona
que me hizo la observación y que en esa otra ocasión el apremiado era él quien
aceleraba el ritmo fue él y no yo. Me recordé de la observación que tiempo atrás me había
hecho.
Haberla recordado no hubiera
servido de nada en ese momento.
Hasta aquí todo normal y todo
cotidiano.
Lo que todo esto me hizo recordar
algo que ocurrió hace tiempo es que a un lama tuve la ocasión de hacerle una
pregunta.
Le dije que había observado como
muchas personas emplean una parte de su interrelación humana a aconsejar a
otros cómo han de hacer o no hacer, y como muchas veces las mismas personas que
reciben esas sugerencias a su vez dan esas sugerencias a otras personas.
La respuesta del lama me fascinó.
Simplemente me dijo que sería
mejor que las personas en vez de dar sugerencias se cuestionasen a sí mismas
sobre cómo podían hacer mejor para ayudar a esas otras personas a las que, dando sus
consejos, daban por sentado que estaban errando.
No puedo añadir nada a este
comentario porque de por sí mismo es ya muy inspirador y profundo.
Sigo viendo que muchas veces las
personas tenemos esa tendencia natural a sugerir a los demás lo que creemos que
es mejor y muchas veces en ese pensamiento se encierra liberado un pensamiento
de ayudar.
Sin embargo una sugerencia es
como un traje o una ropa.
Me la pruebo y si me gusta cómo me queda me la dejo puesta, si no me gusta la dejo.
Me la pruebo y si me gusta cómo me queda me la dejo puesta, si no me gusta la dejo.
Creo que estas hablando de dos tiempos diferentes dentro de lo cotidiano y habitual. En ese tiempo tu pediste a la persona que fuera prudente por su vida, por tu vida....ahora esa persona te dice lo mismo por tu vida y su seguridad.
ResponderEliminar¿Será que la otra perssona reconoció tu observación y cuando te vio a ti en la misma situación te lo recordó porque lo recordó?
para mi,lo mas importante de todo el proceso,es el llegar a la conclusión,con el tiempo,de hacer esa revisión o cuestionamiento,de nuestro proceder en la vida,en las situaciones que se nos presentan,de tal forma que mostramos una sabia pre-ocupación por hacer siempre lo mas correcto,o cuando menos,intentarlo.Creo que es un deber ineludible para cualquier ser en evolución,en desarrollo,en vivir,sin perder de vista que estamos a-prendiendo para incorporar lo que desconocemos para nuestro mas sublime bien.
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