martes, 3 de septiembre de 2013

Una confesión


Lo confieso, me confieso.


Cuando empecé a escribir este blog, hace ya ahora un tiempo, lo empecé como un ejercicio personal, un ejercicio personal de dejar algo de mí, de compartir lo que bulle por mi cabeza, de mis mymineadas.

Lo que me indujo empezar a escribirlo fue un sentimiento que no sé definir bien.

Ganas de compartir, ganas de perdurar, a través de lo escrito, en el tiempo, ganas de trascender, ganas de divulgar,….

A veces me veo a mi mismo más inspirado con ideas más frescas con necesidades más urgentes de comunicación. 
Y es por ello que a veces, en el tiempo, escribo más seguido, a veces más espaciado, pero siempre este blog es una parte de mí que está en mí que lo tengo presente, no sé cómo explicarlo.

Al principio lo escribía para mí mismo, luego empecé a escribir pensando en que me leían. 


Y sigo escribiendo para mí mismo, y sigo escribiendo pensando en que me leen y cuando los dos extremos se tocaron paralelamente surgió un tercer aspecto. Un tercer aspecto que relato. 

Como administrador de mi blog tengo acceso a una ventana que son las estadísticas, una ventana que me permite saber que de lo escrito me están leyendo en el momento presente, que me leyeron durante el día, durante el mes o desde que empecé a bloguear. 
Y no solo qué me están leyendo sino desde dónde.

El primer país es España, el segundo es México, luego los Estados Unidos y luego Colombia, y no nombro los otros que abracan lugares que jamás habría imaginado: Rusia, Letonia, Nueva Zelanda, Eslovenia y más lugares.

Una vez escribí un blog de agradecimiento a mi lector desconocido y lo juro me siento íntimamente honrado saber que alguien, en algunos de esos países que he mencionado o en algunos de esos que no he mencionado me ha leído o me leen, es más de lo que esperaba, pero es lo que esperaba al mismo tiempo lo confieso. Como confieso también que he deseado íntimamente que este blog fuese una puerta que diese forma a uno de mis sueños, compartir de viva voz lo que aquí escribo y por qué no hasta tal vez publicar mis escritos a forma de libro.

Por motivos personales estoy en Colombia.


Y Colombia es el cuarto país dónde más me han leído y a veces cuando voy entre las gentes de este bendito y hermoso lugar y me mezclo entre sus gentes me asalta la pregunta:  
“Este joven, este anciano, esta mujer, ¿me habrán leído?”

















Y pensando en ello se me ha ocurrido una idea tal vez utópica.
Dejo aquí, dejo ahora escrito una forma de contactarme.
Quizás esa puerta de la que hablaba antes se abra aquí.

Estaré aún un tiempo aquí en Colombia, regresaré aún aquí en más ocasiones, es pues válido este escrito.
Escrito que es válido en cualquier momento y en mi mymineada mía lo hago extensible a cualquier país.

Una vez me dije algo en lo que reflexioné. 
Me dije que los sueños son como las estrellas y las utopías, parecen inalcanzables pero de alguna manera al seguirlos se hace camino y por eso son hermosos los sueños y son hermosas las estrellas. 
Por eso hay tantas estrellas, porque somos muchos los seres humanos y porque muchos alimentan sueños y utopías.


Yo he confesado una mía
Si me quieres contactar:
amadiocambres@yahoo.es

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