Dice un
enunciado de la física cuántica que el aleteo de una mariposa puede
desencadenar un huracán en las antípodas del lugar en donde el aleteo se ha
producido.
Puede ser que sí, no lo pongo en duda para nada.
Puede que sí,
como puede que si y sin ningún tipo de duda, todo tiene efectos y que todos los
efectos tienen causas que los originan.
Quiero contar una anécdota particular y la enlazaré con este enunciado tan académico.
Fui a una dependencia de un organismo oficial para realizar un sencillo trámite.
Amablemente la
persona encargada de atenderme me dijo que faltaban aún unos minutos para abrir
turno de atención al público.
Ningún problema.
Salí fuera de la
oficina y me puse a esperar tranquilamente.
A poco que se acercaba la hora de apertura una mujer me vio sin embargo entró en la oficina.
Tras entrar fue
atendida por la persona que a mí me pidió esperar.
Dirán que es la
Ley de Murphy, atenderla llevo un buen rato.
Yo llevaba un
buen rato esperando, esperar aún más iba contra mis expectativas.
Evidentemente me
molesté por la situación.
Cuando llegó mi
turno le hice la observación a la persona que atendía del para qué y del por
qué había dejado colarse a la mujer.
Me dijo que no
me había visto afuera, que ese fue el motivo.
A partir de aquí se abren un montón de posibilidades.
La más probable.
Efectivamente no
me vio y, como me dijo, pensó que me había ido a dar una vuelta.
Otras posibilidades, también posibles.
El hombre no se
acordó de mí y atendió, sin más, directamente a la mujer.
La mujer me vio
y no reparó en mi presencia.
La mujer me vio,
pero no quiso reparar, en que, por mi actitud y mi ubicación, estaba en turno
de espera y sencillamente me obvió.
Según el estado de ánimo que se tiene una situación como esta se pueden tomar de distintas formas.
Enfado por la
propia situación.
Enfado entre el
hombre y yo.
Enfado con la
mujer.
Es decir, enfadarse por el hecho y generar las situaciones que el enfado produce, primero en uno mismo y después en los demás y tanto para ese momento como para el resto del día, ya que estas cosas, según la intensidad quedan gravitando en el sentir.
Salir enfadado y
refunfuñando generando una energía desarmónica que a partir de ahí puede
desencadenar miles de posibles situaciones.
Sentirse molesto,
hacerlo saber y “dejar” la emoción al instante.
Aceptar la
explicación y aceptar la situación.
Evidentemente
siempre dependiendo de cómo se viven y se enfocan.
Siempre hay un equilibrio entre lo que sucede y lo que debería suceder.
A veces lo que
sucede no es lo correcto o lo que creíamos que debería pasar, y especialmente
cuando nos afecta directamente nos afecta más.
Tratar estas
situaciones con elegancia, con equilibrio, con ética y justicia es una
experiencia que ganamos con las experiencias.
Todo ello produce un efecto, de ahí que, pues sí y sin duda, un aleteo de una mariposa puede desencadenar un huracán porque este hecho, tan cotidiano, tan natural, tan impredecible puede desencadenar tormentas.
En fin, cosas de la vida.
Las mariposas aletean todos los días, huracanes, afortunadamente no hay cada día.
Pero es cierto
que estás situaciones y sobre todo otras más importantes, más trascendentales
si que son los que generan esos vientos huracanados.
También, dicho
de otro modo:
Lo que sale de
ti, vuelve a ti amplificado.
Super chévere tu reflexión. Dos notas. Primero: el juicio humano siempre está desprovisto de neutralidad, porque sólo es observado desde un "deber-ser" particular: no hay un deber-ser" aceptado universalmente. El juicio humano es normalmente muy parcial porque dispone de muy poca información para poder adoptar una posición al respecto de cualquier tema. El juicio que pudiera ser certero es aquel donde la conciencia está más ampliada para poder observar más información del pasado presente y futuro de la situación. Segundo: la experiencia arquetípica de la evolución de la conciencia y de conocernos, pasa por desagregarnos, dividirnos, experimentar afuera, ampliarnos, conocernos a través de otros para al final, como hijos pródigos, volver a nuestra casa interior para reconocer nuestra totalidad. Estamos condenados a abrirnos para saber cuál es el camino de cerrarnos. Tenemos qué hacer el proceso del 0 a 1, no quedarnos ahí sino hacer el camino del 2 hasta el 9 para encontrar al 10 la nueva versión de nosotros dentro de nosotros con el todo.
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