lunes, 15 de agosto de 2016

De lo que cuando un amigo te dice

Si se divide una esfera de 360º por cualquier número de la serie decimal todos los resultados de las divisones dan número exacto menos si por el que se dividen 360 es el 7 ya que en ese caso como resultado obtendremos infinitos decimales.

Quizás será por eso que al número 7 se le ha considerado el número de Dios, porque da infinito como resultado.



Y esto lo quiero enlazar, tras este pequeño concepto que quiero relatar ahora, a una conclusión que llegué tras una conversación con un buen amigo mío, amigo mío de esta y de otras vidas, amigo de aventuras, de sueños, de utopías y de cruzadas.

Mi amigo me decía:

Un buen astrólogo debería, pasado el tiempo, revisar sus previsiones y ver si se confirmaron o no en el tiempo. 
Y si no se verificaron ver qué aspecto no tuvo en cuenta y que a lo mejor era el realmente importante y definitivo”.

Es decir que me decía que siempre puede haber un valor no tenido en cuenta y que era definitivo para la correcta interpretación.

Es como si siempre hubiese una posibilidad imprevista y no tenida en cuenta que puede ser la determinante para el cambio, para el resultado final.


Pienso que eso mismo pasa en la vida.
No todo puede ser controlado, no todo está controlado.

Afortunadamente siempre hay algo que permanece agazapado dando la posibilidad a miles de posibilidades posibles.

Es como el resultado en la división que enunciaba antes, siempre hay una porción de infinito que se escapa a nuestro control.

Será esa la magia de la vida..., 
será esa la magia de lo impredecible..., 
será esa la base de los milagros, de las esperanzas…, 
será esa la fuerza que hace que los sueños se puedan cumplir…,
será...


De la conversación con mi buen amigo, amigo mío de esta y de otras vidas, amigo de aventuras, de sueños, de utopías y de cruzadas y también muy buen astrologo entendí que sí.

Que siempre “hay” algo.
Que siempre puede “haber” algo.
Y eso escapa creo un poco a nuestro control.

Y como el universo siempre trabaja para el bien, sin duda estará bien que así sea, si así es.


De alguna manera, la búsqueda de "eso" que no sabemos, de cuál es "esa posibilidad" nos asegura un viaje de conocimiento, porque como da al dividir por 7 es infinito.

Yo también lo quise, yo también lo hice…


Hablando con un muy buen amigo mío, amigo mio de esta y de otras vidas, amigo de aventuras y de sueños, de utopías y de cruzadas me decía:

Marcos, nos hemos equivocado.¡
Marcos nos hemos estado equivocando…  
Hemos seguido un modelo erróneo, un modelo que alimentaba nuestro ego, nuestro deseo de sobresalir de entre la multitud.
Un modelo que se identifica más con Superman, con el Llanero Solitario, con el Héroe que no con el hombre sencillo.
Queríamos salvar al mundo y en esa empresa hemos dejado familias, amigos, afectos.
Mira dónde estamos ahora y mira cómo estamos ahora.
No, esa no era la forma….

Lo entendí enseguida y estuve de acuerdo.

Me quiero explicar.

Cuando se conoce algo y que para uno mismo es liberador lo primero que se quiere es compartirlo buscando conseguir el mismo efecto en los demás. 

Cada uno a su forma, cada uno con su fuerza, cada uno con su entendimiento.

Desde hace ya mucho tiempo veo muchas personas que cuando expresan sus más íntimos deseos éstos son los de divulgar, son los de enseñar a los demás.


Pero quiero ser honesto conmigo mismo y quiero tratar de ser lo más honesto posible.

¿Es esto equivocado?

Sinceramente creo que no en la inmensa mayoría de los casos.
Y no lo considero equivocado porque nace de un deseo íntimo de hacer algo útil, de hacer algo que sea de válida ayuda en esta etapa de confusión, en este tiempo de caos, de oscuridad; y eso está bien, eso está muy bien.

Lo que quiero expresar es que cuando un valor se tiene desarrollado en un gran potencial, y este potencial forma parte de nuestra íntima naturaleza, de nuestro íntimo ser, ese valor forma parte de nuestra energía, ese valor se expresa prácticamente sin desearlo por sí mismo.

Si se tiene la paz en el interior, esa paz brota por los poros. Se irradia la paz en cualquier circunstancia.
Si se tiene la claridad para enfocar situaciones y ver las conexiones coherentes o incoherentes de las mimas, esa claridad brota en cada palabra, en cada acción, en cada pensamiento que se tiene, que se expresa, que se hace.

No es por tanto para nada necesario expresar, gritar, querer hacer ver que uno tiene paz, o que uno tiene respuestas de ayuda. 
No, no hace falta…, ya son los demás quienes por si mismos se darán cuenta de  ello.
Ya serán los demás  quienes vendrán en demanda de lo que desean si es que les falta, si es que sienten que se les puede proporcionar.
Ya serán ellos a demandar.


Como decía he visto a muchas personas, y reconozco que yo también lo quise ser, querer ser abanderados o portaestandartes de reglas de vida, de ser portadores de conceptos sanadores.

Hoy lo veo diferente, hoy siento que ese/esos valores los debo hacer germinar en mí, el resto vendrá, si viene, por sí solo.

Hablando, ¿se entiende la gente?

Durante una etapa en mi vida profesional me dediqué a la reparación y al mantenimiento preventivo y correctivo de máquinas de ofimática.

De esa etapa recuerdo anécdotas que podría contar.

No es de esas anécdotas que quiero hablar, no es de esa etapa tampoco que quiero escribir ahora.

Pero fue en esa etapa cuando en una ocasión, y al visitar por trabajo un despacho de abogados leí una frase impresa que estaba en un cartel colgado de una de las paredes y que me quedó grabada.

La frase decía:

Un abogado es un profesional al que contratas para que te defienda de sus compañeros de clase


¡La pucha, qué cierta que era, qué cierta que ha sido, qué cierta que seguirá siendo¡

Y ahora que no quiero hablar de mis anécdotas de mi etapa laboral de técnico en ofimática, y ahora que no quiero hablar de esa mi etapa laboral; porqué traigo a mi recuerdo y a este foro que es mi blog este recuerdo.

Por el concepto que tan inteligentemente estaba expresado en aquella leyenda.

La clave está en el lenguaje y en cómo se usa.


En el caso de la abogacía    -sin ser para nada mi especialidad-     el lenguaje es solo un recurso en el que se apoya la estrategia que se desarrolla.

Para ilustrar esto que quiero expresar recuerdo que en una ocasión escuché en una crónica hablar de la brillante estrategia de un abogado defensor que consiguió una sustancial menor condena para su defendido al argumentar que no se podía saber si la de droga que le fue incautada era para su consumo personal o para su comercialización.

Ese es el remarque que quiero hacer, es decir la importancia del lenguaje como elemento para cambiar el pensamiento.

Un mismo argumento se puede, con habilidad y conocimiento, con dominio y experiencia, definir y defender desde dos perspectivas diferentes.

A un nivel es lo que hacen los políticos, defienden lo indefendible con argumentos.

Quizás por eso, ante la posibilidad de que el lenguaje nos da esas dos posibilidades, la correcta vía es la del medio, entendiendo la vía del medio por la de la voz que sale cuando se conecta con el fondo del corazón y desde el fondo del corazón uno se expresa y se comunica.


El poder de los humildes, de lo sencillos.

O dicho en palabras de Rasputín en una de sus profecías:

En aquel tiempo el hombre será rico en palabras pero pobre en espíritu”.

martes, 2 de agosto de 2016

n = 1n+1n+1n+…n

En casa de unos amigos y como pequeño prefacio en cada libro de los que se componía aquella pequeña enciclopedia estaba inscrita la frase:

“Hay otros mundos pero están en  este”
Paul Eluard


No la entendía como frase.
No la entendía.

Pertenecía a esas frases que he escuchado y que es con el tiempo que he sabido, o he hecho mío o en acorde a mi visión, su significado.

Esta frase me vino al recuerdo este domingo en el que tuve la oportunidad de ver una película que, en la ficción de la misma, se mostraba la realidad del mundo en el que viven los personajes.
Una realidad de intriga, persecución, búsqueda, engaño...

Era curioso ver como las escenas se desarrollan en la calle y las personas que por allí transitaban        -quizás podía ser yo uno de ellos-  estaban totalmente ajenos a lo que vivían los protagonistas.

Hay otros mundos pero están en este y es que cada uno de nosotros somos uno de esos mundos: 

Nuestras realidades, nuestras situaciones, las personas que en él influyen…, todo, todo le da forma y color a nuestro mundo.

Y así cada uno con el suyo.

Y la suma, la yuxtaposición de todos ellos da como suma total el mundo y que formamos entre todos.


Es como la capas de una cebolla, es como la Matrioska en las que el total es la suma de las individualidades.


Ahora entiendo lo que otros entendieron antes que yo.
Ahora entiendo lo que otros entenderán después de mí.


Si tu cambias...
...el resto cambia solo por el hecho de que ya no eres el mismo.