domingo, 31 de mayo de 2015

Una gran verdad, quizás una de las más grandes

El pensamiento crea el futuro.

Si el pensamiento es benevolente para uno mismo y para los demás, el futuro individual creado para sí mismo es de luz.

Si el pensamiento es benevolente para consigo mismo y para los demás el futuro creado colectivo es la suma de varios pensamientos en el que el nuestro es solo una parte útil y necesaria, dado que ese pensamiento influye y completa el pensamiento de los demás seres individuales.
No estamos solos.

El pensamiento de bien tiene dos etapas:

El Yo y el Nosotros
Con derivados el Tú y el Vosotros, el Él y el Ellos

Cada una de estas etapas va en función del grado de sensibilización del alma

El pensamiento benevolente también va mutando en base a la sensibilización del alma.

Sin embargo todo esto no cambia ni un ápice la esencia de una gran verdad, quizás una de las más grandes.

El futuro no existe, el futuro es creado en el presente con nuestros pensamientos.




Es por eso que el presente fue un futuro creado en un momento pasado que fue presente, del mismo modo que el futuro será presente cuando este presente sea pasado.

El futuro son infinitas posibilidades.

De ahí que el futuro no creado sean tinieblas, porque solo la luz le da forma, esencia, sustancia y color.

El tiempo, algo relativo, es el hilo que todo lo engarza porque pasado, presente y futuro pueden ser, de alguna manera, una misma y única cosa.

Todos viven en cada uno de nosotros sin que seamos del todo conscientes. Solo un Avatar que dijo: “Yo soy el que era, el que es y el que será”, pero ese es otro tema.



Abro mi corazón, muestro un trozo de mi alma

Hoy abro mi corazón y muestro un trozo de mi alma. Cuento una experiencia muy personal y la enseñanza que me regaló y me sigue regalando. 

Y lo hago por si a alguien le es útil como lo fue y lo sigue siendo para mí.


Comienzo mi relato.

Lo supe después que sería su última semana de vida.
Lo que aquella semana vi fue un cambio radical que no acertaba a explicarme cuando se producía, fue después que entendí cuando ya supe que qué es lo que era.
No era otra cosa más que su última semana de vida.

Parece ser, y estoy convencido de ello, que cuando los seres humanos somos conscientes que nos acercamos a nuestro “gran viaje” o lo intuímos que nuestra conciencia, nuestros pensamientos, nuestras prioridades cambian.

Eso fue lo que le pasó sin duda.

No era la misma; apenas hablaba, no hacía nada de lo que hasta esa última semana hacía normalmente.

En el hospital estábamos en el mismo lugar, siguiendo el mismo ritual, pero ella era diametralmente diferente. 
Su mirada perdida a través del pequeño ventanal; apenas hablaba y si lo hacía era para decir repetidamente como si fuese un mantra:

Ay Marquitos,   -ella siempre me llamaba así-     si pudiese cuántas cosas cambiaría”.

Nunca, por más que le pregunté me acertó a decir qué es lo que hubiese cambiado.

Como hijo suyo que era y que soy, puedo saber, puedo intuir de qué y a qué se refería, pero eso pertenece a su intimidad y en parte a la mía también.

A los pocos días después de haberse “marchado” una persona cercana a mí la vio en sueños. 

Apenas se conocían, apenas tuvieron tiempo de conocerse y sin embargo la soñó y en ese sueño mi madre al visitarla le dijo:

Mírame, mírame.
Me he encontrado con alguien que me ha dado respuestas, ahora entiendo. 
Ahora estoy tranquila y en paz.
Mírame que bien estoy”.

Y esta persona, que esta onírica visión tuvo, me dijo que la vió radiante, la vió feliz, la vió vestida de blanco.

A nivel personal, y lo relato como añadido a esta vivencia muy personal mía, esta experiencia me dió dos regalos.

Por un lado un gran gesto de su amor por mí al eliminar la última imagen que de ella me quedó en esa última semana que pude “estar” con ella. 
De otro lado al no ser yo quien lo soñó evitando la posibilidad de autoengaño al dar la veracidad al hecho siendo soñada por alguien que no estaba emocionalmente tan ligada a ella.

Pero toda esta experiencia personal me ha dado en el tiempo otro regalo aún más grande.
Este es el regalo que quiero compartir por si a alguien le es tan útil como útil me está siendo a mí.

El regalo es eliminar el sentimiento que de culpabilidad se puede derivar de tomar conciencia de nuestras acciones.

Me explico y lo explico.

El otro día, repasando mi vida me cuestionaba si los errores de la vida son evitables, y me lo cuestionaba viendo mi vida y viendo desde la perspectiva del error mis decisiones tomadas en el pasado.

Creo firmemente que venimos con un programa de vida establecido. 

Ello lo demuestra el hecho de que las personas que han tenido la experiencia de muerte en vida al marcharse se encuentran con un ser    -yo creo que es el que encontró mi madre-   que te dice, si es que tienes que volver: 
¡Aún no ha llegado tu momento¡ 
¡Baja, has de acabar tu correcta acción¡”.

Él sabe,
Él lo sabe todo de tí.
Así que si Él lo sabe todo de tí entonces, por poco que te dejes, te guiará por el camino que nos pertenece.



Significa por tanto que “algo específico” nos corresponde hacer y que ese ser lo sabe. 

Yo creo que ese ser es nuestro Doble o Yo Esencial, o también definirlo como el Dios interior de cada uno de nosotros.

Yo creo también que se pueden dar las dos situaciones, a saber.
  • Que hagamos lo que debamos hacer aunque con el tiempo lo consideremos un error.
  • Que vivamos algo que no nos corresponde y que no es por tanto un “error” programado sino que se trata de un verdadero error porque en realidad es que nos estamos totalmente desviando de nuestra verdadera ruta.
En el primer caso:

Y si ese hacer, con el paso del tiempo, con la toma de conciencia lo consideramos desde un nuevo estado un error, ¿es eso justo?

Yo creo que no por lo que he deducido de mi propia experiencia y de la experiencia que mi madre tuvo a bien compartir por amor conmigo.
Y es que a veces hay que vivir determinadas experiencias que van a marcar el desarrollo de transito de esta vida.
Debemos hacer cosas que no sabemos el por qué y, sobretodo ni el para qué las hacemos. Sencillamente las debemos hacer aunque después nos digamos:
Ay Dios mío porqué hice eso así, ahora ya no lo haría”.

Y en el segundo caso:

¿Qué pasa?
Seguramente pasa que nuestro cuerpo se enferma de un modo que debemos entender como un mensaje de alerta el mensaje que nos da la enfermedad o eld esarreglo.
Seguramente pasa que no encontramos ni la paz ni la felicidad porque es como si fuésemos un ser en división interna; es como si fuese un jinete y un caballo en donde quien lleva las riendas es el caballo y no el jinete.

La vida sigue siendo un gran misterio que quizás nunca resolvamos.

Sin embargo hay muchas acciones, muchos protocolos de comportamiento que nos ayudan a vivir, y que de seguirlos con disciplina nos pueden llevar a un estado que podemos definir como de paz consigo mismo y con los demás, en armonía con la vida. 

Esos principios todos los conocemos casi todos. 
Es la poca practica que da el resultado que vemos a nivel colectivo y a nivel individual.


Una de las claves de la vida radica sencillamente en desear, pero desear desde las entrañas.
Desear que la Luz del conocimiento, de la conciencia, del desarrollo personal nos compenetre y nos roce y hacer qie la Luz forme parte de nosotros.

Un almabrazo.


Pd.: Gracias mamá por todo, por tí, por mí, por nuestro tiempo y por nuestra vida.



martes, 19 de mayo de 2015

Quiero hablar del sexo


En la Biblia se puede leer: “Polvo eres y en polvo te convertiras…”, y los españoles, que somos muy guasones, hemos decidido llamar “echar un polvo” a la “coyunda” o al “coito” o a “conocer hembra o varón” según sea el caso y que tiene casi tantos nombres como posibles posturas.

Yo pensé que eso era así por esa razón hasta que escuché una explicación que me parece también lógica.

En la antigüedad los enamorados o no, que querían gozarse se veían obligados a ir al granero o a lugares apartados.

Tras regresar del éxtasis o no, la espalda les quedaba manchada de polvo lo cual dio origen a la famosa expresión.

Sin embargo otra expresión más acertada desde mi comprensión de la vida y de sus maravillas es el hecho de denominarlo: “Hacer el amor” y de esto ya hablé en otro escrito en mi blog.

Pero he tenido varias reflexiones y que son las me han hecho desear volver a tocar el tema.

El vocablo “SEXO” tiene su raíz en el concepto “seis” y eso es debido al hecho de que cuando una pareja se junta para “intimar” en realidad se juntan seis cuerpos, tres por cada uno de los componentes. A saber: el espíritu, el alma y el físico.

Evidentemente todas las combinaciones son posibles y cada una da un efecto diferente siendo la unión de los tres en total armonía una de las vías que más nos acercan a sentir la potencia divina en esta dimensión.

Nosotros los humanos junto con el delfín somos la única especie que puede “aparearse” solo por el placer de hacerlo, lo cual nos da un indicativo de que quizás los Dioses quisieron darnos una llave para acceder a metas mucho más elevadas. 
Y ello porque cuando el sexo es elevado se alcanzan altas cotas de sensación de parecer rozar la divinidad.

Recuerdo que el orgasmo es el momento de silencio en nuestro interior y en nuestra mente que experimentamos de manera natural no forzado.

Pero una de las reflexiones que me han hecho pensar en este escrito es el del placer que se siente “uniéndose” físicamente.



Partiendo de la base que en nuestro interior está Dios o una manifestación de Dios y que esa misma manifestación está en el exterior y que nos rodea, el acto físico de hacer el amor se puede ver como que es la unión de estas dos realidades.

Me explico:

El varón “entra” en el interior de su compañera.
Va por tanto al “contacto” con el Dios interior que en ella habita.
Él siente por tanto un gran placer.

La hembra “recibe y acoje” desde el exterior a su compañero. 
Es simbólicamente una visión de que se entra en “contacto” con el Dios que está en el exterior.
Ella siente por tanto un gran placer.

En ambos casos, ambos seres “conectan por contacto” con una parte de Dios, la que en ellos se complementa. y ahí radica el porqué del gozo.

Dicen los místicos y lo experimentan tambien los que hacen de la vida un sendero de realización espiritual profunda que la comunión con Dios es una fuente de gozo y de paz.

Será quizás será por eso que el acto físico de hacer el amor, cuando se practica desde la consciencia, la libertad, la aceptación, el deseo mutuo de entrega que produce un sano y placentero placer.

Será, me digo desde mi visión personal porque metafóricamente es la unión de los dos Dioses el interno y el externo en un instante de efímera eternidad.

Es una visión muy personal quizás un tanto poética, quizás un tanto utópica pero, por qué no puede ser válida.

El acto físico de hacer el amor cuando realizado desde el equilibrio nos conecta con nuestro ser creativo, nos potencia, nos acerca al estado del bienestar cotidiano.

¿Será quizás sabedores de esto que los que “dirigen” a las masas han hecho del sexo siempre una herramienta de manipulación?

En tiempos antiguos para sometimiento a través de la prohibición, y ahora en tiempos más modernos en la banalización de un acto tan sublime desvirtuándolo de todo valor místico.

¿Será quizás sabedores de esto que los que intentan “ayudar” al individuo desde tiempo remotos y antiguos hablan del sexo con veneración y respeto inculcando el deseo de que sea vivido y experimentado como una poderosa herramienta de conciencia y de desarrollo, de divinización y de juego.

El origen de nuestra vida se produce a través del juego sexual, el sexo es pues un pilar fundamental en la vida. 
No lo es todo evidentemente. 

Es como todo, importante es su justa medida y su justa medida es el equilibrio, el respeto y la honestidad.

El acto físico de “encontrarse“ de “entregarse“ es latir en un solo ritmo, en un único corazón, siendo dos en uno y uno en dos.




lunes, 18 de mayo de 2015

Reflexiones en pública escritura

Lo que todos ansiamos, lo que todos merecemos, son nuestras por derecho y por el hecho de ser.




¡Qué complicado puede llegar a ser todo lo que hay detrás de este gesto y que sin embargo es un gesto tan, tan sencillo!



La clave de la vida consiste en ser bueno en lo que se haga y ser buena persona cuando se esta haciendo lo que se sabe hacer y cuando se este sin hacer nada o haciendo otras cosas. Así el mundo está en las propias manos.



Los que viven su ilusión y no forman parte de la Matrix o se resisten a serlo de alguna manera caminan así
¿Recuerdas la escena de Mary Poppins?



La vida es el misterio de los Misterios cuando tratamos de entenderla desde aquí con esa parte de nosotros que aquí se manifiesta.

Cuando observas y te das cuenta en la observación que ha habido seres que han vivido la vida desde una posición específica, como por ejemplo: esperando un amor que se fue y que nunca más volvería, respondiendo a las expectativas de los padres y no las propias, desde el miedo al atreverse, etc. te das cuenta que algo parece decir que no iba.

Ahora bien esas personas observadas:
¿Cómo verían ellos su vida? 
¿Qué definirían ellos de lo que ha sido para ellos la vida?

Evidentemente no igual a como la ve quien la observa desde afuera.
Intrigante cuestión entonces de lo que es la vida al menos si se tiene en cuenta las dos observaciones diferentes la del que observa y siente y reflexiona objetivamente y la del observado que ve su vida subjetivamente.

¿Qué estará pasando entonces en mi propia vida y con mi propia vida?


¡¡¡Danzaré con la vida...
...y la vida así danzará conmigo¡¡¡



Desde el conocimiento y la visión del Doble o Yo Esencial estos dibujos son muy explicativos.