martes, 15 de febrero de 2011

A las mujeres en mi vida


Con su permiso Don Marío

Es tan hermoso y tan verdadero lo que ha escrito Mario Vargas Llosa que lo incluyo en mi blog, como si lo hubiera escrito yo.
Porque si yo escribiese tambien tan bien como Marío Vargas Llosa hubiese escrito esto. Pero como yo no soy Vargas Llosa luego lo único que puedo añadir y añado es que esas mujeres de las que él habla son las que yo he tenido la suerte de conocer en mi vida y que, a lo mejor algunas de entre ellas leen mi blog

Mario Vargas Llosa. Premio Nobel de Literatura 2010:

Todas las flores del desierto están cerca de la luz. 

Todas las mujeres bellas son las que yo he visto, las que andan por la calle con abrigos largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando las miran. Sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo. Las mujeres más bellas esperan el autobús de mi barrio o se compran bolsos en tiendas de saldo. Se pintan los ojos como les gusta y los labios de carmín de chino. 
Las flores del desierto son las mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que te acarician las manos cuando estás triste, que pierden las llaves al fondo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran sólo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento. 
Las bellezas reales son las que toman cerveza y no miden cuántas patatas han comido, las que se sientan en bancos del parque con bolsas de pipas, las que acarician con ternura a los perros que se acercan a olerlas. Las preciosas damas de chándal de domingo. Las que huelen a mora y a caramelos de regaliz. 
Las mujeres hermosas no salen en revistas, las ojean en el médico, y esperan al novio, ilusionadas, con vestidos de fresas. Y se ríen libres de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso. 
Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos, y cruzan las piernas y arquean la espalda. Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los  suyos  con  la  felicidad  embotellada de los grandes grupos. 
Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices. Las flores del desierto son las que están a tu lado. Las que te aman y las que amamos. Sólo hay que saber mirar más allá del tipazo, de los ojazos, de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigos de la forma y enemigos del alma. Vértigo de divas y llanto de princesas. 
La verdadera belleza está en las arrugas de la felicidad...

...y yo añado en las que la vida surca en el rostro mientras se va a la búsqueda de esa felicidad

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